El príncipe nigromante - Capitulo 1- La caída de un país.
La caída de un país.
Hay una gran ciudad del tamaño de una capital completamente devastada. Las calles están llenas de personas y soldados muertos, ratas y cuervos andan por doquier, lo que solía ser el palacio real está completamente devastado. Todas las estructuras se hallan completamente abandonadas y destruidas. Las tres grandes murallas que alguna vez protegieron este lugar se derrumban y erosionan.
Ephiria, un país que fue alguna vez controlado por una familia de nigromantes. Fue un tamaño intermedio siendo muy próspero en ámbitos económicos, estable políticamente y fuerte militarmente, era un país ejemplar para el resto y era muy envidiado y temido por el resto de países, llevando a este país a una guerra total contra casi todos sus vecinos que formaron una alianza para destruir y anexar el país y de paso porque los reinos e imperios habían purgado a los poseedores de magia negra y los que lograron escapar llegaron a Ephiria quien los recibió con brazos abiertos.
Hay varias razones que llevaron a la derrota de Ephiria pero el evento más importante fue el asesinato del rey de Ephiria en tierras extranjeras en una misión de paz, sus hijos eran muy jovenes para tal labor, además de ser muy peligroso para ellos. Al defenderse, el reu mató a muchos de sus asesinos siendo la mayoría clérigos y paladines entre ellos un noble de importancia de un reino enemigo que fue usado como casus belli contra Ephiria. La muerte del rey fue muy fatal ya que se sabía que él podía levantar legiones de muertos en segundos y su fuerza en el cuerpo a cuerpo era muy bien conocido. La muerte del rey implicaba el fin de una parte importante del ejército ephiriano.
Estos son los últimos momentos de la capital de Ephiria, Ephiros…
Dentro del palacio real se encuentra Alexander Lonir Essehansi de Ephiria, príncipe de Ephiria junto a 3 de los originalmente 10 generales ephirianos: Alios, Odar y Esir. En el exterior se pueden ver como dos de las tres murallas ya cayeron ante el ejército enemigo y la última muralla se encuentra bajo asedio.
Los arqueros ephirianos hacen lo posible por reducir el número del enemigo mientras que los soldados y caballeros reales derriban las escaleras enemigas y matan a quienes logran subir a estas pero lentamente se van cansando.
Algunos magos lanzan hechizos desde sus torres como grandes bolas de fuego, lluvias de estacas de hielo, potentes rayos, no-muertos desde la retaguardia del enemigo, grandes lanzas de roca empalado al enemigo desde el suelo y rompiendo las formaciones enemigas con fuertes vientos pero conforme pasa el tiempo los hechizos se vuelven más débiles a pesar de ser potenciados por las torres.
A pesar de los fuertes daños hacia el enemigo, ellos deciden no retirarse, ellos ya tomaron las primeras dos murallas y solo falta la última. Ellos no van a rendirse estando tan cerca de vencer al enemigo frente a ellos. Sus arqueros intentan regresar los disparos de su enemigo, los soldados intentan subir los muros y los magos intentan romper las puertas enemigas y defender a las tropas de los ataques mágicos enemigos. Es una batalla desesperada para ambos bandos pero más para los defensores.
«Su Alteza, la capital está aguantando pero es cuestión de tiempo para que caiga, por favor retírese y nosotros compraremos tanto tiempo como sea posible, aún podemos pelear esta guerra.»
Enojado Alexander pregunta «¿Pelear esta guerra? General Alios, todo nuestro ejército está aquí reunido, más de la mitad de nuestro territorio fue tomado y tenemos pocos suministros, ¿como planeas pelear esta guerra? Lo mejor será morir aquí junto a mi gente.» Suspira. «¿Mis hermanos y madre se fueron?»
«Si su Alteza, su Majestad la reina y los príncipes se marcharon sanos y salvos y son protegidos por su tío y sus caballeros, aquí solo quedamos nosotros.» Esta vez habla Odar.
«Bien.» Alexander vuelve a suspirar. «Creo que me voy retirando y me preparo para la batalla…»
«Su Alteza, antes de eso por favor tenga esto.»
El general Esir saca de una bolsa un anillo con una gema negra con puntos blancos incrustados en ella y se la entrega a Alexander.
«¿Qué es esto? Espera, ¿¡Un anillo de resurrección!? ¡Ustedes malditos!…» Antes de terminar de gritar a sus generales estos le detienen.
«¡Su Alteza cálmese! Fue hecha con las almas de nuestros enemigos, ningún alma ephiriana se encuentra en ella. Fue hecha por la general Zaemeri antes de morir en combate así que por favor úselo y no deje que se desperdicia la vida de la general.» Dice Odar.
«¡Idiotas, ese no es el problema! ¡Ustedes saben que este anillo es la prueba que nuestros enemigos buscan para decirle a todo el mundo que ellos tenían razón! ¡Que los magos oscuros somos maliciosos! Tal vez los trucos sucios que usamos desesperadamente en batalla no sean suficientes para probar eso pero este maldito anillo es más que suficiente.» Una gran furia se extendía en todo el ser de Alexander.
«¡Su Alteza, fueron ellos quienes nos invadieron sin razón alguna, fueron ellos quienes mataron a su padre el rey y fueron ellos quienes quemaron nuestras granjas, conquistaron nuestras ciudades, mataron a nuestra gente y quienes desean quitarnos todo lo que nos pertenece! ¡Nosotros solo respondemos a sus agresiones y si usar tácticas inhumanas es la única manera de defender este país entonces las usaremos sin dudarlo!» Alios respondió con rabia, no por su príncipe sino por la rabia de ser incapaz de defender su tan amado país. «Y si salvar su vida y conseguir un poco de esperanza para el futuro significa arrebatar las almas de nuestros enemigos entonces es un precio que estoy dispuesto a pagar.»
«Maldita sea… ¿los tres están de acuerdo?»
«Los tres ya lo habíamos hablado y estamos de acuerdo.»
«¿Y como saben ustedes que no me van a enterrar? Conocen los efectos del anillo y no es seguro a menos que alguien recupere mi cuerpo.»
«Usted conoce a los perros de la alianza su Alteza, ellos no se molestarán en enterrarlo.»
«Supongo que tienes razón… muy bien, más vale que no haya ninguna alma ephiriana.» Entonces Alexander se pone el anillo y siente como cientos de almas no epherianas recorren el anillo. «Muy bien, esta hecho.»
Justo después de esas palabras una explosión de gigantesca se ve en las puertas de la muralla.
«¡Están dentro!»Grita Esir. «¡Protejan a su Alteza! ¡Activen la cúpula mágica del palacio!»
«¡Espera! ¡De la orden de retirada, que nuestros hombres entren!»
«Eso es imposible su Alteza, mire, nuestros magos en las torres ya no tienen magia, nuestros hombres pelean con sus últimas fuerzas y los arqueros incluso entraron en el cuerpo a cuerpo, la capital está a punto de caer…» dice Alios con tristeza en su tono.
«Hicimos todo lo posible por protegerlo, ahora nos toca a nosotros liquidar a tantos enemigos como sean posibles ¡Odar, llama a tu ejército de caballeros de la muerte, Esir, tú y yo pelearnos en el frente junto a nuestros hombres y su Alteza… usanos en la próxima vida. Fue un honor pelear junto a usted por estos 4 años, cuando usted apenas tenía 14 años. Su padre el rey estaría orgulloso.» Alios sonríe, saluda a su señor y se marcha junto a sus compañeros.
«Buena suerte Odar, Alios, Esir. Aún si esta guerra está perdida, aún tenemos esperanza de vengar y reconstruir el país en el futuro. Mis hermanos siguen vivos junto a mi madre y tío así que no ya no hay nada de lo que pueda preocuparme…» Alexander agarra su báculo, su espada y llama a los caballeros reales dentro del Palacio para esperar a su enemigo en la puerta mientras que los 3 generales salen del palacio.
Una vez en el campo de batalla Odar llamó a trescientos caballeros de la muerte junto a 1 dragón de huesos, 10 golems de huesos, 50 aberraciones, 500 zombis y 1000 esqueletos. Después cargó hacia delante y arrolló al ejército enemigo, Alios junto a Esir tomaron dos caballos y cargaron hacia sus enemigos, masacrando con su grandiosa habilidad de espada, destruyendo sus mentes de los enemigos y reagrupandose junto a los caballeros y soldados que aún seguían vivos.
El combate continuó por todo el día y no fue hasta el anochecer que todos los generales habían muerto en combate. Por toda la noche se asedio la cúpula mágica del Palacio y en la mañana la cúpula finalmente cayó.
«Es hora, ¡Caballeros, asesinemos al enemigo y mandemoslos a la dama muerte! ¡Ephiria Inamorta!»
«¡Ephiria Inamorta!»
Una batalla de 2 horas sucedió dentro del palacio. Los caballeros cargaron y se llevaban a 2 de sus enemigos como mínimo antes de morir, ninguno dejó de pelear incluso estando ya muertos pues fueron regresados a la vida para seguir peleando gracias a Alexander. Alexander no solo revivía a los muertos ya sean aliados o enemigos sino que también apoyaba a sus tropas con una gran cantidad de hechizos como [Explosión de cuerpos] que como su nombre dice, hace que los cuerpos exploten y dañen severamente a quien esté cerca, [lanzas de huesos], [Manto de debilidad] que cubría a sus enemigos y los debilitaba, [Terror] dañando la moral del enemigo, [esqueletos], [zombis] y [aberraciones] que son seres sin cabeza de 2.50 metros ocasionando un mayor terror al enemigo.
Aún así el contrario tenía con ellos usuarios de magia de luz como paladines, magos de luz y clérigos por lo que ellos se encargaban de una manera u otra de matar a los sirvientes de Alexander y de paso matar a sus caballeros.
Ésta batalla finalizó en el salón del trono con la muerte del príncipe. Una vez el la sala del trono Alexander usó su hechizo mas poderoso que recién había aprendido, [Golem de huesos], un ser de 4 metros (puede variar dependiendo del uso de magia) cuyas armas son sus propios brazos capaces de atravesar a una persona con facilidad y ser capaz de disparar mortales espinas. Una vez llamó a semejante ser, el príncipe finalmente se había quedado sin magia pero su golem hizo su trabajo hasta la muerte de su amo que murió con espada en mano.
Al final de la batalla, en el palacio real se encontraban decenas de cuerpos de caballeros reales con sus armaduras negras, cientos de caballeros enemigos, soldados, magos, clérigos y paladines y miles de huesos dispersados por todo el palacio. En el suelo se encontraba Alexander Lonir Essehansi de Ephiria y el anillo en su mano se había roto en el momento que él murió.
La alianza cortó la cabeza de Alexander y la exhibieron en lo alto del palacio. Quién la exhibió fue otro príncipe del reino de Alusia.
«¡Hoy el reino de Ephiria y sus malvados magos oscuros han caído! ¡El príncipe de la oscuridad a muerto! ¡La victoria es nuestra!»
«¡Victoria!»
«¡Jodanse malditos ephirianos!»
«¡Jaja, al final no eran tan poderosos eh bastardos de magia negra!»
Miles de insultos a Ephiria y gritos de victoria se alzaban en las calles de Ephirios, la guerra finalmente había terminado después de muchos años. Las cabezas de los generales fueron alzados en picas mientras que el cuerpo de Alexander fue dejado en donde estaba y la cabeza fue lanzada al vacío.
La cantidad de bajas por parte de la alianza superaban los 50,000 incluyendo soldados, caballeros, paladines, clérigos y magos mientras que las bajas ephirianas fueron 10,000.
Esta fue la caída del país de Ephiria, uno de los pocos países en ser capaz de contener a 6 países al mismo tiempo en toda la historia del continente.