Entre Sombras y Zombis - Capítulo 1
CAPÍTULO 1: EL DESPERTAR
“Bitácora E-39, probando el Prion A-59 en el Sujeto 30, un niño de 9 años con Ebola avanzada, empezando procedimiento”
Esa fue la ultima Bitácora del doctor Sebastián Gray, un hombre de 38 años con esposa e hija, trabajaba en la ciudad de Los Angeles, al terminar el procedimiento de inyección, el niño empezó a tener ataques de epilepsia, seguidos de una pigmentación grisácea en todo el cuerpo.
“Aborten el procedimiento, destruyan al sujeto”
Mientras llevaban al niño en la camilla, se soltó de las ataduras y mordió a un miembro del personal, huyendo después de lo ocurrido.
“¡Tenemos una emergencia Nivel 3!”, dijo Sebastián con miedo.
Repentinamente, el personal mordido cayo al suelo, con los mismos síntomas presentados.
“Oh mierda, ¡Evacuen el edificio, que el Sujeto treinta y este miembro del personal no escapen!”
Se escucharon gritos en la planta de abajo, Sebastián supuso lo peor; agarro dos frascos del Prion A-59 y escapó por la puerta de emergencia.
Al salir del lugar, se escondió detrás de la puerta aterrado viendo decenas de esas criaturas saliendo por la puerta principal, atacando a lo primero que ven.
“Que he hecho, oh Dios” dijo aterrado. Lo único que se le ocurría era subir al techo por la escalera trasera y escapar en el helicóptero.
Cansado llegó, solo para ver que el helicóptero no estaba, se habían ido sin el. Decidió ir hacia su casa para tomar su coche y de paso ver a su familia, pero en esa posición era casi imposible.
Su mejor arma era el sigilo, así que fue lo mas silencioso posible, corriendo solo si su vida depende de ello; en un momento uno de ellos lo vio, y salió corriendo hacia el, con los otros detrás.
Salió corriendo lo más rápido posible, llegó a su casa y hizo una barricada en la puerta.
“Mi amor, ¿Qué sucede?” dijo su esposa, una mujer de 38 años llamada Gloria, juntos tuvieron un hijo llamado Greg, “Asustas al bebé”. Rápidamente las tomó y corrió hacia el auto, que encendieron y utilizaron para salir de la ciudad, pero era demasiado tarde…
El Alcalde ordenó la cuarentena en la ciudad, y no tenían más opción que quedarse.
“¿¡Me puedes explicar que pasa!?” gritó Gloria; el respondió: “El Prion, los volvió esas cosas, tenemos que salir de aquí”
De la nada, se escuchan disparos, las criaturas los siguieron, una de ellas rompió el cristal del auto, sabían que tenían que salir de ahí.
“¡¿A dónde vamos?!”, dijo la mujer; la respuesta fue: “El país tiene una base militar a 200 kilómetros de aquí, llegaremos en 3 horas, el problema es que necesitamos provisiones.”
Pensaron en el almacén de su vecino, Fred, fueron a máxima velocidad. Llegaron en 10 minutos, saquearon todo lo que pudieron y fueron al auto, lo que no sabían era que el coche se había quedado sin gasolina.
“¡Maldición!” Exclamó; mientras huían, una fuga se inició, y dejó al auto totalmente inservible, obligándolos a volver al almacén por gasolina.
Mientras vertían el liquido, una horda pasaba por ahí, apuraron su subida y aceleraron. El bunker estaba a 3 horas de donde estaban, así que no esperaron fueron allí.
En el camino ocurrieron muchas cosas, unos cuantos encuentros con esas cosas, personas rogando ayuda y algunas paradas de emergencia, pero no hubo mayores daños.
Al llegar, habían cientos de personas en la entrada, algunas lograron entran por la ventilación, y se veían criaturas a lo lejos, la gente empezó a gritar desesperadamente, horrorizadas por la situación.
Gray se dio cuenta que su jerarquía no servía nada en esa situación, solo era uno más de esa multitud aterrada, el gritó:”¡Escúchenme, podemos huir de aquí, solo síganme!”, pero nadie le hizo caso.
El sabia que la gente estaba demasiado petrificada para escucharlo, así que ubicó a su mujer con su hijo, subieron al auto, y volvieron a la ciudad.
Ellos veían con pena como toda esa gente moría, gritos desgarradores, niños en llanto, si ese Prion salía de Los Angeles, el mundo llegará a su fin.