La Guerra de las Flores - La Guerra de las Flores - La Guerra de las Flores - Capítulo 2 - Compañeros de tienda
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Capítulo 2 Compañeros de tienda
Dado que los nombres estaban correctamente organizados, su nombre fue sencillo de encontrar.
–Unidad 27 – Mago de segundo rango a cargo: Natiel.
-Miembros: Drian, Avidya y Nelo.
-Tienda asignada:…
“Así que mi unidad es la número 27..” pensó, mientras trataba de memorizar el nombre de sus nuevos compañeros y la persona a su cargo.
Las unidades parecían haber sido mezcladas al azar sin seguir ningún criterio específico, magos de diferentes academias no permanecieron juntos, probablemente con el objetivo de aumentar la colaboración y la camaradería entre los magos del reino. El único límite que cualquiera de ellos pudo ver es que casi no existía ninguna unidad con ambos géneros presentes y las únicas excepciones, eran claramente familia. Todos entendieron que era una medida tomada a cabo para evitar problemas innecesarios ya fuera a corto o largo plazo.
Las personas no se movieron ni trataron de encontrar a los miembros de sus unidades correspondientes todavía, ya que la explicación de Orsair no había terminado. Explicó el conjunto de leyes que se aplicarían en el campamento, el hecho de que si al estar fuera realizando una misión el brazalete cambiaba de color, debían poner rumbo al campamento de inmediato, ya que era una orden de llamada inmediata. Si se volvía rojo indicaba que su unidad había recibido una orden para ser llevada a cabo, mientras que si se volvia negro significaba emergencia. En caso de incumplimiento de una misión a motivo de la llamada, no habría penalización.
Después de casi dos horas de charla, el Sol ya había empezado a tomar más fuerza en el cielo sobre sus cabezas y la temperatura ascendió lentamente. Para entonces, Orsair dijo sus últimas palabras.
-..con esto concluye todo lo necesario. A partir de ahora, tenéis libertad para movernos por el campamento y familiarizaros con el entorno, recordad antes de cualquier cosa, ubicar dónde está la tienda de vuestra unidad. Mañana los magos de segundo rango recibiréis las primeras órdenes y os presentaréis a las unidades bajo vuestro cargo. Dispersaos – declaró agitando la mano.
A la orden del mago, todo el mundo empezó a moverse hacia la zona poblada de tiendas para poder memorizar su lugar y con suerte, conocer a las personas con las que compartirán los próximos días el espacio.
La mayoría ni siquiera miró más que por encima un instante las primera tiendas a su alcance, ya que pertenecían a los magos de segundo rango. Solo cuando aparecieron en su campo de visión tiendas de un distinto tipo y más humildes, sabían que eran las destinadas para los magos de primer rango y empezaron a buscar con atención. Las tiendas estaban numeradas, por lo que tras un par de giros y andar un poco, Drian localizó y vió su nueva “casa”.
La tienda era de un color blanco grisáceo, probablemente su color original era un blanco claro pero el desgaste y el paso del tiempo había causado que el blanco perdiera su luz. Tenía unas serie de líneas de patrones simples de un color azulado y la tienda era redonda.
Drian no pudo evitar pensar que era muy similar a algo que Marcus le había explicado una vez en un relato sobre mercaderes ambulantes, si no recordaba mal, lo llamó “yurta”.
Ingresó a su interior a través de una simple cortina y observó el interior.
Una única viga de madera sostienia el centro de la tienda y en la parte superior, varias maderas más pequeñas se desplegaban como si de una sombrilla se tratase. Unas pocas estacas mantenían la parte inferior de la tela sujeta con firmeza.
El mobiliario era básico. Unas cajas vacías a la misma altura habían sido juntadas, algunas telas se rellenaron con algunas hierbas y una manta había sido colocada encima, dando a entender que serían sus camas. Junto a cada cama había un soporte para encender una antorcha con tal de obtener luz y calor. Era todo.
Drian se acercó a una de las tres camas, y trató de sentarse para comprobar la fiabilidad de esta. Aunque la “cama” crujió un poco al sentarse encima, parecía bastante robusta y no tenía quejas sobre su comodidad, era una cama mejor comparada con la que usaba en el orfanato en ese entonces. No tendría problemas para dormir en ella.
Además, podía usar el interior de las cajas para guardar sus pertenencias comunes si quisiera, no creía que nadie robaría una “cama” a otra persona.
El soporte para la antorcha estaba vació, cuando volviera de explorar el campamento solo tenía que conseguir algunas en el punto de suministros. Todos los magos de primer rango tenían derecho a obtener dos antorchas cada día, por lo que una unidad recibiría seis antorchas diarias de ser necesario. Si las antorchas eran usadas en la tienda o en las misiones, resultaba irrelevante. Por supuesto, siempre podían conseguir más comprandolas o intercambiando algún mérito de bronce.
¿Pero quién gastaría méritos en algo así?
Drian dejo su bolsa al lado de la cama donde se sentó, reclamandola como suya. Dado que las tres camas improvisadas eran idénticas, no había necesidad de discutir cual era mejor más adelante.
Mientras dejaba la bolsa, alguien más entró en la tienda.
Un joven de más de dos metros de altura cubierto con una túnica azul marino con delgadas líneas blancas siguiendo un patrón de oleaje. Su cara estaba escondida tras una máscara blanca lisa con una inusual forma, ya que cubría todo el rostro sin otra excepción más que la boca.
Al notar que no era la primera persona en llegar a la tienda, se acercó a Drian y extendió la mano mientras una voz confiada le hablaba.
-Un placer compañero – dijo con una voz suave pero resonante – Yo soy Nelo y provengo de la Academia del Lago. Mago de primer rango de Agua – se presentó acto seguido.
Drian estrechó la mano ante él, aunque sentía curiosidad por el motivo de la máscara, se abstuvo de preguntar al respecto.
-Igualmente – le respondió – Soy Drian, de la Academia de las Llanuras. Mago de primer rango de Viento – soltó su mano al terminar.
-Espero que nos llevemos bien durante los siguientes días – sonrió mientras examinaba el interior – ¿Aún no estamos todos? – cuestionó al notar que eran los únicos en el lugar.
-Si- le confirmo – Es probable que aún esté dando vueltas buscando el número de la tienda – expresó – Creo que he tenido suerte y simplemente la he encontrado sin dar demasiadas vueltas – su humor mejoró un poco al ver que como mínimo uno de sus futuros compañeros de unidad era bastante tranquilo.
Nelo asintió y junto las cejas cuando vio la cama improvisada.
-Tendré que hablar con los responsables de esto – se quejó mientras arrastraba los pies con pesar hacia una de las camas.
-¿No te parece suficiente buena?- le preguntó mientras Nelo se sentaba.
-No es eso – señalo la cama y luego a sí mismo – Esa cama solo me llegara hasta la cintura, necesito que me den más cajas para las piernas – aclaró mientras sacudía la cabeza – siempre ponen las camas de tamaño promedio y lo primero que tengo que hacer al desplazarme es asegurarme que la cama es lo bastante grande, no es cómodo dormir en el suelo, creeme – habló con la voz de la experiencia.
Drian no pudo evitar reír y Nelo se unió a las risas. El ambiente se animó y pasaron minutos hablando entre ellos para conocerse mejor.
Al cabo de un tiempo, una tercera persona entró en la tienda.
-¿Vosotros seréis mis compañeros? Que la bendición de los Tres Dioses esté con vosotros – dijo el recién llegado.
Drian se tensó al escuchar esas palabras.