Metalord Revolution 291 PASADO DE OTRO MUNDO
PERSPECTIVA: Crokrengunn
Esta es la historia de un muchacho que, una vez terminado sus estudios de primaria y secundaria, fue que a sus 19 años aspiro a unirse al ejercito y honrar el legado militar de su familia. Su padre alguna vez fue soldado en su país natal, al igual que su antecesor y también su ancestro anterior.
No era obligatorio cumplirlo, elegir otro camino y vivir honradamente haría más que feliz a sus padres, pero ese muchacho tenia una cierta afición por el mundo militar, lo adquirió tanto en el ocio de la cultura que le rodeaba como del pasado de su padre y sus ancestros. Ese joven entonces se alisto y conoció a cinco personas, sus mejores amigos en esta nueva etapa de su vida.
—Me llamo Carlos Alves -Se presento un joven de tez morena con un acento casi portugués —Este de aquí son; Michael Jones, Benjamín Miller, Lucas Smith, Alex Brown y Luigi Rossi.
—¿Luigi Rossi?, ¿eso significa que te gusta el espagueti y la pizza? -Pregunte.
—Oye, puede que mis padres sean oriundos de Italia, pero eso no significa que a todos nos guste el espagueti y la pizza -Opino el muchacho —Bueno… mi comida favorita es el espagueti y la pizza, ¡pero no porque mi ascendencia sea Italiana!.
Todos nos echamos a reír, humor no nos faltaba ni para bromear de los estereotipos, eran la clase de amistad que cuidarías en las buenas y en las malas, como seres de comunidad, era incluso instintivo hacer amigos en un nuevo entorno. Me presente ante todos, nos asignaron nuestras literas luego de que nos prepararon entregaron el uniforme y cortaron nuestra cabellera, aunque no nos cortaron toda la cabellera, solo lo dejaron suficientemente corto.
—Con un demonio, se averió la cañería, el instructor nos va a dar un regaño de aquí hasta China -Dijo Alex —¿Alguien sabe algo de fontanería?, ¿Luigi?.
—Oye, eso es racista… pero tienes razón, aprendí de fontanería por mi padre, y él del suyo.
—Solo por curiosidad, ¿tu padre tiene el nombre de Mario? -Pregunte.
—Si -Contesto Luigi con el bajar de su cabeza y suspirando.
El entrenamiento era un ambiente tenso, difícil y sin piedad, era necesario para forjar la dureza, el carácter y la voluntad de los reclutas, cuanto tienes amigos con quienes contar, se te hace más sencillo soportarlo y adaptarte. Charlábamos entre nosotros en los periodos de descanso o para comer, si íbamos a estar aquí por meses, mejor bien acompañados.
El programa de adiestramiento y adaptación militar tenía una duración estimada de 4 a 6 meses, dado a que había una buena cantidad de reservas de soldados ya preparados, podían darse el lujo de extender aquel programa y adiestrar aún mejor a futuros combatientes.
El entrenamiento físico era vital para mejorar todos los aspectos físicos de un individuo, la instrucción en las armas de fuego tanto de corto, medio y largo alcance, enseñanzas de supervivencia básica en la naturaleza, mantenimiento del equipo, clases teóricas, etc. Pero era increíble lo largo como complejo que era la parte encargada de adiestrar en el combate cuerpo a cuerpo, es quizás la parte más tediosa de todo, al menos para mí lo fue.
Desde la lucha totalmente desarmado o con un arma blanca a la mano, las técnicas implicadas en cada movimiento, inspiración y espiración, no podían aprenderse en el solo lapso de una o dos semanas o incluso un solo mes, a no ser que seas alguna clase de maquina nata de aprendizaje o tengas ojos sobrenaturales que te permitan “copiar” y aprenderlo todo de golpe.
Luchamos entre nosotros como método de entrenamiento, incluso entre los reclutas como yo hacíamos un uso “practico” con este tipo de luchas usando la ludopatía como una buena motivación para “mejorar”. Ganas o pierdes dinero, pero de aprender y mejorar, eso sin duda lo tendrás, de cualquier manera, había beneficio en progresar con el entrenamiento de combate cuerpo a cuerpo.
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—Pasta y pollo con frijoles, el menú de hoy es un amor -Exprese deglutiendo la comida servida.
En la hora del almuerzo en la cafetería, era de esos momentos en donde mientras comíamos charlábamos de los que sea, contar sobre nuestras vidas ya era cosa del pasado, necesitábamos distraernos con temas mundanos y nunca esta de más las conversaciones surrealistas.
—Siento pena por el friki que solo se alisto para que los enviara al área 51 y buscara “los alienígenas ocultos del gobierno” -Bromeo Benjamín.
—Viejo, si el gobierno REALMENTE tuviera oculta tecnología alienígena de esas que vuelan al espacio exterior como si fuera un paseo por el parque, pfff… ¿en serio creen que a estas alturas no le habrían aplicado ingeniería inversa y fabricar esos “juguetitos” en masa al día de hoy? -Alex dio su punto.
—Quizás, ¿pero y si utilizar ingeniería inversa en tecnología alienígena no es sencillo?, consideremos que su civilización alienígena utilice conocimientos de matemáticas, físicas y varios campos científicos totalmente distintas a la nuestra, lo que seguro haría que tomara décadas o incluso un siglo tratar de entenderla -Argumento Michael.
—¿Y que hay de las armas laser?, ¿cómo estudias eso?, no son solo lucecitas de colores, ¿de dónde sacas los materiales para replicar algo igual?, ¿y si los recursos que utilizan para manufacturar esa tecnología esos alienígenas no existen en este planeta? -Luigi dio su punto.
—Entonces bastaría con sacar una “versión idéntica” que pueda construirse con la tecnología y recurso que disponemos de nuestro planeta, ¿no es así? -Plantee por mi parte.
—Pero esa “versión idéntica” entonces sería inferior a la tecnología de los alienígenas, ya que dudo que puedas crear algo superior si no puedes igualarlo, ahí se fueron mis sueños de hacer un “180 grado” en una patineta voladora -Expreso Carlos entre risas.
Conversaciones surrealistas nunca faltaban a la mesa y con ello las risas estaban aseguradas, la idea era matar el rato mientras comíamos, distraernos un momento de nuestras rutinarias vidas actuales.
—Por cierto, ¿alguien se acuerda de ese meteorito que cayo el año pasado en una isla del pacifico? -Pregunta Benjamín.
—Todo el mundo lo recuerda, fue una noticia internacional que devoro la atención de todos los medios por varios meses -Aclara Michael.
—Bueno, la cantidad que científicos que lo están examinando hasta el último detalle, parecen especular que alberga algo “vivo” en su interior, vida microscópica o algo así.
—Bueno si esa “vida microscópica” viene a inmigrar aquí, que se prepare a pagar impuestos como el resto -Opino Carlos —Y si tiene tentáculos, creo que el mercado japonés le podría dar “empleo” del bueno.
Nos dimos otra buena dosis de carcajadas, y el buen humor termino cuando “él” llego a la cafetería.
—Ahí está, el “niño prodigio de papi coronel” -Alex comento.
A solo una mesa de la nuestra, se encontraba un joven de corta cabellera rubia, ojos celeste y notorio mentón, parecería la misma imagen del “recluta perfecto”, pero la realidad dicta otra cosa.
—Sus rendimientos en el entrenamiento es menor al de nuestros, ¡y encima saca mejores notas que nosotros! -Benjamín conto.
Todo nuestro entrenamiento es medido como una “evaluación” en notas, desde las rutinas de entrenamiento físico, el manejo de las armas y nuestras técnicas de combate cuerpo a cuerpo tanto desarmado como arma blanca. John Douglas el “niño prodigio de papi coronel”, el segundo hijo del coronel James S. Douglas, un veterano condecorado con un amplio historial de logros en su carrera.
John Douglas no tenia las mejores notas, de hecho, su coordinación en equipo era la peor de todas, era bastante prepotente y arrogancia le sobraba, con tal conducta un recluta recibiría un castigo por parte del instructor, desde correr una considerable cantidad de vueltas, flexiones o cualquier castigo físico que implique un considerable esfuerzo físico constante.
Pero los castigos aplicados a John eran un “chiste” comparado a los que otros reclutas recibían, si alguien por “flojear” es castigado con 220 flexiones, a John le dieron solo unas 40, si alguien debía ser castigado con 15 vueltas alrededor de la base, a él solo le daban 3, 4 como máximo. Esto contradice la lógica del duro esfuerzo y entrenamiento depositado a futuros soldados, estos “castigos” que se pagan por el error, incompetencia o vagancia, son necesarias para forjar la aptitud y modelo del soldado como tal, ser blando solo traería consecuencias desastrosas en su formación.
—Es obvio que huele a “movidas de papi coronel” -Opino Michael.
—De seguro cuando su formación termine, lo enviaran a “ganar medallas” desde la comodidad de un escritorio y llenando papeles, mientras el resto lo hace en un campo de batalla -Alex aseguro.
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—Je, el “hijo afortunado” -Referencio Benjamín.
—Alguien tendría que darle una lección y mostrarle la “realidad” de ser un soldado como corresponde -Carlos dio su punto.
—Si, deberían ponerle cemento en sus botas y lanzarlo al agua -Expreso Luigi.
Todos le miramos a la vez luego de dar su opinión, un silencio se mantuvo entre todos por unos segundos y luego nos echamos a reír.
—Pero lo que dice es cierto -Dije secándome las lágrimas de mis carcajadas.
—¿No del cemento en los botas?.
—No, me refiero a lo que dijo Carlos, alguien tendría que darle una probada de “realidad”, de que aquí los favores de “papi coronel” no le hace la excepción para evadir su dosis diaria de sufrimiento y palizas psicológicas.
No solo nosotros, buena parte de los reclutas también lo notaron, pero nadie se atrevía a levantar la voz, temían más represalias que la satisfacción de que se hiciera “justicia” por tales actos.
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Otro día en medio del entrenamiento con combate a cuchillo, el contrincante con el que me toco “luchar” en esta ocasión fue nada más y menos que, John Douglas, el muchacho ya recibía virotes de su propio “club de fans” (lamebotas) animándole a que me “pateara” el trasero. Mire a mis amigos, quienes en silencio todos al unisonó con los brazos cruzados y una sonrisa maliciosa en el rostro, movían su cabeza de arriba hacia abajo.
—Así que me toca practicar contigo, tienes pinta de frijolero, por favor no te pedorrees en medio de la demostración -Fueron las declaraciones de John con una sonrisa rebosante de confianza.
—Voy a gozar este momento como no lo puedes imaginar -Le conteste de mi parte.
Los cuchillos de combate utilizados obviamente no eran reales, estaban hecho de un polipropileno de primera calidad, aunque no matarían al “apuñalar”, sí que dolería bastante y ese era el principio de fallar en este combate. Nos posicionamos cada uno a una distancia de 2 metros y medio, el instructor se acerco y dio la señal de comienzo.
Todos los reclutas que observaban aquella “lucha” quedaron en completo silencio, era parte de la aptitud militar actuar como tal, me mantuve en mi posición esperando el momento oportuno para entrar en acción. John por su parte, tomo la iniciativa casi de inmediato y se lanzó a atacar directamente, subestime el “ingenio” de este sujeto.
—«Este tipo… es un completo PENDEJO con honores».
Me tomo unos segundos quitarle su cuchillo de un golpe con mi otra mano y luego inmovilizarlo al posicionarme a su espalda, poniendo mi cuchillo sobre su cuello, lo que culminaba para él como “asesinado”. Las reglas son simples, incapacitar o lograr “apuñalar” a tu contrincante conlleva la victoria.
Tal derrota se lo tomo con furia e insistió con otro intento, el instructor solo acepto porque vio que John era tan lamentable en su dominio en el combate a cuchillo, que concluyo que con más “intentos” podría ver sus errores y corregirlos.
—«Apenas ha empezado» -Dije en mis pensamientos conteniendo el jubilo que experimentaba en mi interior.
En su segundo intento volvió a atacar con más cautela, su postura era mejor que la anterior, pero fácilmente pude derribarle de una patada a los tobillos y “apuñalarle”, pero no termino ahí el entrenamiento. En el tercer intento me convertí en el agresor, logra bloquear mi cuchillo con el suyo e intenta inmovilizarme desde las piernas, logro sujetarle del brazo y lanzarlo contra el suelo y siendo él quien queda inmovilizado.
El instructor fue bastante amable para permitir varias rondas, todas culminaron con mi victoria, por lo tanto, John se sentía frustrado, lleno de ira y con una mirada hacia mi que reflejaba un intenso odio. El instructor me felicito y a John le regaño, pues en todas las rondas, no mostro ni el más mínimo rasgo de mejora, lo castigo dando la vuelta alrededor del cuartel, pero no unas pocas vueltas, ¡unas 25 veces!, le tomaría un buen rato terminar, aquella satisfacción fue indescriptible.
Eventualmente el entrenamiento concluyo, nos tomamos un descanso y cuando el instructor se retiró, mis amigos me felicitaron y vitoreamos el momento con enorme regocijo, ya que el hijo de “papi coronel” recibió una lesión y además le dieron el castigo apropiado que merece como a todos.
—«Las cosas marchan espectacular, he hecho buenas amistades y he tenido un día bastante “productivo”».
En mis pensamientos anhelaba que los buenos momentos durasen tanto como quisiera, pero seria ocultarse como un cobarde de la realidad, no todo en la vida es placer y felicidad, la moneda tiene sus dos caras y cuando experimentamos la otra vuelta de la dicha, entonces conoces ese lado de infortunio y desesperación.
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3 años después – Medio Oriente…
El abrasador sol en el cielo, una zona urbana desprovista de personas a su alrededor, parecía una ciudad abandonada, aunque considerando que recibió como una docena de bombardeos y lluvia de artillería pesadas, no seria de extrañar. Era nuestra primera patrulla de reconocimiento en un país ajeno, era tan emocionante como intranquilo.
Nuestra patrulla se componía de un escuadrón de 10 unidades con dos HMMWV (o Humvee), uno de los vehículos empezó a tener problemas en el motor y tuvimos que detenernos para que alguien lo revisara, por fortuna contábamos con alguien con natos talentos de mecánica para estos vehículos. La buena noticia es que pude seguir al lado de mis amigos todo este tiempo, la mala es que nos tocó ser acompañados por…
—¿Aun te falta mucho para reparar ese vehículo? -Pregunto un malhumorado John Douglas.
—Solo necesito unos minutos más y estará listo…
El “niño prodigio de papi coronel” fue asignado a este escuadrón de reconocimiento, peor aún, fue nombrado como el líder del grupo dado a que poseía el rango mayor (sargento), cuando no volví a ver su pedante rostro por meses, vaya “reunión” agradable que tuvo que tocar.
—¿Y ustedes que tanto miran hacia aquí?, vigilen los malditos alrededores, con un carajo…
Si como un recluta ya era un imbécil arrogante, ahora era un idiota prepotente con poder al mando, mis amigos y yo aun teníamos el rango de “cabo”, mientras que él por asares de la vida se convirtió en sargento. Alguno creería que mejoro con estos años y llego a su puesto con esfuerzo y sudor propio, pero las lenguas de otros soldados que hablaban a sus espaldas, decían otra cosa y no eran pocos precisamente.
—Cuanto antes acabe esta patrulla, más pronto volveremos a la base para tomar algo fresco, y despedirnos de ese estúpido -Dijo Benjamín aquello último en voz baja.
—Mientras tanto matemos el rato, ¿alguien tiene algo interesante para contar? -Carlos pregunta.
—¿Qué hay del hombre volador?, ¡el tipo que recibió poderes por un experimento que se originó de ese meteorito! -Michael comento.
—No, eso ya es noticia vieja de hace meses, debatido, parodiado y quemado hasta el aburrimiento.
—¡CONTACTO!…
Una advertencia se oye a todo volumen, y un cohete impacta en uno de los Humvee, la inmensa explosión destruye al vehículo y mata al mecánico en el acto, fuerzas enemigas invaden el área.
Continuara…
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