MTSR Capítulo 1 Ale Guld
Si hubieses preguntado por la familia Guld hace un par de generaciones atrás todo el mundo te contaría de las hazañas realizadas por los miembros de esta familia de aventureros, guerreros y poderosos magos. Si lo haces hoy la mayoría de las personas dirán “¿Quién?” Y algunos pocos te dirán “si, la familia de Pobre-Nobles”. Así es, otra familia de nobles caída en desgracia y sinceramente no me importaría si no fuese porque es mi familia.
Mi nombre es Ale Guld y soy el último miembro vivo de la familia Guld. Mi madre murió durante el parto así que nunca la conocí, no tengo hermanos, tíos o primos ni siquiera lejanos. Mi padre y mi abuelo, en un intento desesperado por recuperar las glorias familiares, se embarcaron en cuanta aventura o expedición encontraban, gastando todo el capital familiar, vendiendo casi todas nuestras propiedades y perdiendo todo lo de valor, incluida sus vidas.
Así fue como me quede solo en la capital imperial en una enorme casa, aunque más pequeña que la casa de otros nobles, cuidado por una señora que solo me trae mis comidas. La limpieza y esas cosas lamentablemente me tocan a mí, pero no es que no pueda contratar a una empleada, es más bien que no me es fácil confiar en las personas ¿La razón? Los empleados contratados por mi padre se llevaron todo lo que pudieron apenas se supo que mi padre murió, eso fue hace tres años y aun puedo ver sus rostros codiciosos mientras buscaban desesperadamente cosas de valor mientras un pequeño yo lloraba.
Aun así algunos dirán “Pero es una casa noble, tu vida debe ser fácil gracias a las increíbles piedras mágicas instaladas en ella”, y claramente mi casa está llena de esas piedras, principalmente porque el bisabuelo era fanático de ellas y al hecho de que no se las pudieron robar. Pero, hay un problema, poseo una extraña enfermedad llamada “Ausencia de mana”, es decir que mi cuerpo no produce mana así que no puedo ni usar magia ni usar las piedras, lo bueno es que la mayoría de los encantamientos no me afectan, soy inmune a las enfermedades mágicas y los ataques mentales no pueden penetrar en mi cabeza a menos que yo quiera. No todo es malo en la vida.
Así que así está la cosa, soy un huérfano noble pobre, sin magia ni reputación. Para cualquier persona seria una situación perfecta para suicidarse. Pero yo no soy ese tipo de persona, la razón es algo que descubrí hace poco, tengo recuerdos de una vida pasada y una extraña habilidad que me permite tener siempre dinero, es decir, mi habilidad especial es ser rico.
Digo recuerdos, pero más bien son borrones de información y extrañas sensaciones, al parecer en mi vida anterior fui alguien muy pobre y por ello el dinero me parece algo muy importante, aunque cada vez que lo veo me sorprende como estas cosas redondas de oro pueden cambiarse por cosas.
Mi habilidad por otro lado, la entiendo más o menos después de casi un año de práctica. Si es oro, plata o cobre puedo hacerlo aparecer en mis bolsillos en la cantidad que yo quiera, este dinero es real y no desaparecerá aun cuando yo lo quiera. Con los otros metales la cosa es un poco más difícil, debo tocarlo con una de mis manos mientras que con la otra debo hacer el gesto de que sostengo algo redondo, así en mi mano vacía se formara una esfera del metal que quiero, esa esfera será igual de pesada y dura que el metal que estoy copiando, cosa que descubrí a la mala al casi quebrar mis dedos con una esfera de hierro.
Leer en tunovelaligera.com
Cualquiera en mi lugar se pondría a hacer monedas como loco y vivir una vida despreocupada, pero las cosas nunca son tan fáciles. En primer lugar, como ya dije, mi familia es pobre, no tengo como justificar la existencia de esas monedas por lo que podrían llevarme al calabozo con sospecha de que robe ese dinero o lo obtuve de manera ilícita, En segundo lugar, no tengo ni magia ni habilidades de combate, si de la nada me llenara de dinero mucha gente mala vendría detrás de mí a robarme y quien sabe que más.
Por esas dos cosas solo he usado mi habilidad en pequeña escala, lo suficiente para pagar los impuestos y mis comidas, la mayoría de la gente cree que es porque vendo algunas cosas que quedaron o que recibo dinero de los viejos amigos de mi abuelo o mi padre. Siendo sincero no hay nada que vender y si bien de vez en cuando los viejos amigos de mi abuelo padre me envían cosas, son más del tipo comestible: verduras, carne, miel, huevos, entre otras cosas. Quizás mi abuelo y mi padre fueran unos idiotas manejando el dinero, pero fueron buenas personas que ayudaron a varios pueblos sin recibir nada a cambio, así que cuando murieron muchos pueblos se ofrecieron a cuidarme, como los rechace, se conforman con enviarme cada cierto tiempo alimentos.
Pero hace poco ocurrió algo que me permitirá usar mi habilidad para solucionar uno de mis problemas, me llego por error una invitación a la subasta anual del grupo comercial Midas. Ellos venden de casi todo, comida, casas, artículos mágicos e inclusive esclavos. Si no puedes luchar pues págale a alguien para que lo haga por ti, es decir iré a la subasta y aprovechando el anonimato de los participantes comprare un par de esclavos para que me protejan y como serán esclavos no tendré que preocuparme de que me traicionen.
Con esto en mente me puse un traje de gala, y antes de ponerme un antifaz, me mire en el espejo, cosa que hace años no hacía. La imagen que me fue devuelta me sorprendió, en el espejo había un joven de 13 años, de piel pálida casi blanca, mi rostro estaba adornado de grandes ojeras negras, mi cuerpo se veía un poco más fornido que el cuerpo de un joven de mi edad, quizás era por hacer la limpieza de toda la mansión y mi dieta alta en proteína. Mi cabello negro largo recogido en una coleta me daba el aire de un noble anticuado, actualmente la moda era llevar el pelo corto, pero me gustaba el efecto. Si tuviese un sombrero de copa, un monóculo y un bastón daría una imagen bastante sombría y casi tenebrosa, anote en mi libreta comprar esos elementos.
Salí a la calle y avanzando por un callejón que pocos conoces me dirijo a la plaza, antes de partir le di un vistazo a mi casa, era un vieja mansión de tres pisos, en sus primeros tiempos era una casa fenomenal, una joya en un rincón olvidado del barrio noble de la capital imperial, ahora parecía una casa embrujada, la madera se encontraba podrida en varias partes y el hecho de que las casas de los alrededores se encontraran destruidas no ayudaba mucho, aun así era mi casa, mi hogar.
En la plaza tome un carruaje simple, todo noble sabía que el misticismo y secretismo de la subasta de la compañía de Midas era una falsa, pero de ese tipo de falsas que les gustan a los nobles. La mayoría iría con una máscara en un coche distinto a su familia, otros enviarían a un representante y los menos se presentarían en todo su esplendor y opulencia. Mi plan era simple, pasaría como un representante o el joven amo de alguna familia que amablemente , y seguramente por un favor del pasado, le compraría un par de esclavos al pobre descendiente de la familia Guld, quien muy agradecido los aceptaría casi llorando de felicidad.
Con ese plan en mente, me introduje en la gran subasta del Grupo Midas.