Esperanto, el gran viaje - Peligro - Parte 1
-Perspectiva David.
Ahora mismo me encuentro corriendo por el pasillo, avanzo mientras esquivo todos los cadáveres esparcidos por el suelo, pero no consigo encontrar ninguna salida o escalera, enserio ¿cómo puede ser este barco tan grande? Al cabo de un tiempo puedo distinguir el final del pasillo y como el pasillo se divide en dos en un cruce, mi resistencia está llegando a su límite, me falta el aire y me cuesta respirar, pero debo conseguir salir de aquí cuanto antes. Cuando consigo llegar al cruce me detengo y miro a ambas direcciones, pero decido ir por la izquierda, acelero nuevamente y empiezo a recorrer el pasillo, luego de unos segundos me parece escuchar un llanto y por reflejo me detengo, presto más atención y me doy cuenta de que el llanto proviene de una habitación cercana, en ese momento comienzo a tener un dilema interno, ¿voy a ayudar al niño de la habitación o huyo solo dejándolo? Mientras estaba por irme sin detenerme a ayudar recuerdo a mis hermanos, al ser el mayor siempre me tocó ayudarlos en todo, protegerlos, aconsejarlos… supongo que incluso ahora no puedo evitar comportarme como un hermano mayor, casi sin pensarlo reanudo mi marcha, aunque en dirección a la habitación de la que procede el llanto.
Al cabo de unos segundos llego a la puerta de la habitación y al abrirla, me encuentro dentro a una niña de pelo verde claro sentada en el suelo mientras llora abrazando sus rodillas, relajo un poco mi respiración agitada por el esfuerzo físico, me acerco a ella y le hablo:
- ¿Estás bien? ¿tienes alguna herida? ¿y tus padres?
La niña al escucharme levanta la cabeza, y las características de su rostro me dejan perplejo, no solo tiene el pelo de un color extravagante, sino que también tiene heterocromía, es decir, tiene cada ojo de un color distinto, su ojo derecho es rojo y su ojo izquierdo es morado, además su piel es medio morena, tras la sorpresa inicial la miro detenidamente para asegurarme de que no está herida y le digo:
- Debemos irnos, nos atacan monstruos y pueden encontrarnos en cualquier momento.
La niña solo abre la boca, pero no me dice nada, parece que está paralizada por el miedo, sin darme más opción la tomo de la mano y salimos de la habitación. La niña está más aterrada ahora al ver tantos cadáveres, pero comienzo a correr por el pasillo lo más rápido que mi cuerpo me permite mientras busco con la mirada una posible salida, pero desgraciadamente no consigo encontrar ninguna y por desgracia estoy comenzando a quedarme sin fuerzas, cuando empezaba a desesperarme consigo distinguir al final del pasillo una escalera.
- Vamos, ya casi lo conseguimos – le digo sonriendo a la niña mientras me giro a mirarla, en ese instante me percato de que hay un monstruo acercándose a nosotros por detrás.
Me tengo y me giro para no perder de vista al monstruo, este es más pequeño que el que me encontré anteriormente, este mide alrededor de 120 cm, su rostro es similar al de una anguila pero tiene un cuerpo humanoide con las piernas más cortas que sus brazos, tiene una cola escamosa acabada en forma de aleta y al igual que el anterior tiene escamas de color negro y líneas que forman patrones en su pecho pero en este caso son de color blanco; la niña se gira cuando me detengo y me doy la vuelta sin apartar la vista del camino del que vinimos y al ver al monstruo se asusta y se pone detrás mío, entiendo que esté asustada pero no creo que yo sea de gran ayuda.
El monstruo se nos queda mirando mientras camina hacia nosotros como un depredador examinando a su presa, no creo que podamos huir los dos con este monstruo siguiéndonos, debo asegurarme al menos de que la niña pueda escapar, me doy la vuelta y le hablo a la niña.
- Voy a entretenerlo todo lo que pueda, sube las escaleras del final del pasillo y busca ayuda – diciendo eso, suelto su mano, señalo la salida y levanto mi guardia.
La niña duda un momento y luego sale corriendo hacia la escalera, al oír como se aleja sonrío un poco, la verdad es que nunca he sido muy valiente pero cuando se trataba de mis hermanos era capaz de cualquier cosa, y como se trata de una niña pequeña me recuerda a la hermana que dejé sola en la tierra, creo que es por este motivo que estoy tan empeñado en ayudarla a escapar. En estos momentos recuerdo todo lo enseñado por mi tío que estaba haciendo una carrera militar, según el todo hombre debe saber pelear para proteger a sus seres queridos, y por esto no paró de entrenarme hasta que pudiera defenderme de el en un enfrentamiento 1 vs 1, en ese tiempo pensaba que eran un simple abusón que le gustaba meterse con un niño al que sacaba 10 años, pero ahora que sus enseñanzas podrían serme de utilidad y por ello le estoy hasta agradecido por hacerme pasar por ese infierno.
Inicialmente pensaba que el monstruo se abalanzaría hacia mi para después seguir a la niña, pero parece que tiene pensado jugar conmigo, siento sus ojos clavados exclusivamente en mí, nunca había sentido la llamada “sed de sangre” que describen todos los autores de novelas de acción y fantasía hasta el día de hoy, todo mi cuerpo me envía señales de que es mejor huir lo más rápido posible pero mi cabeza consigue que mi cuerpo no se mueva porque de hacerlo es probable que persiga a la niña. Cuando el monstruo estaba a 5 metros empieza a correr, extiende su mano en mi dirección, probablemente quiere clavarme sus garras, pensando en ello giro mi cuerpo en el último instante y replico conectando un gancho con mi mano derecha, este golpe hace que el monstruo se tambalee confuso hacia atrás. Aprovechando ese segundo giro mi cuerpo y conecto una patada giratoria con mi pierna derecha, logro mandar al monstruo contra la pared del pasillo, viendo esto me pregunto si era tan rápido en la tierra, ¿no deberá tener menos fuerza y velocidad al tener el cuerpo de un niño de 5 años? Parece que podré llegar a ver un nuevo amanecer si las cosas siguen así, pero la felicidad me dura muy poco, el monstruo se levanta como si nada y ruge tan fuerte que tengo que taparme los oídos, sin esperar ni un solo instante más se abalanza sobre mi sin darme casi tiempo a defenderme, alcanzo a protegerme la cara con mi mano derecha pero en esta ocasión las garras del monstruo se clavan en mi antebrazo, aguantando el dolor rápidamente lanzo una nueva patada y me alejo para reevaluar la situación, como esperaba este h*** de p*** pensaba jugar conmigo antes de matarme.
Inmediatamente después de alejarme compruebo mi herida, es bastante profunda pero no me ha roto el hueso al menos, vuelvo a alzar la vista y puedo ver como el monstruo lame mi sangre de sus garras, trata de que me desespere pero afortunadamente mi tío me enseñó a no dejar que mis emociones influyan a la hora de defenderme así que ignoro sus provocaciones y el dolor de la herida y monto guardia solo con mi mano izquierda y espero un nuevo ataque del monstruo y para mi sorpresa acelera tan rápido que en menos de una centésima de segundo lo tenía a mi lado derecho, giro mi cuerpo pero esta vez no alcanzo a protegerme del ataque que lanza con su cola, salgo despedido unos metros hasta que me estrello contra la pared del pasillo, trato de ponerme de pie pero solo consigo sentarme, esta vez los daños que he recibido son mucho más graves que una simple puñalada, tengo varias costillas rotas y creo que el hombro izquierdo dislocado o roto porque siento un fuerte dolor en esa zona. Mientras levanto la cabeza trato de gritar para pedir auxilio, pero solo consigo vomitar sangre, definitivamente esta vez sí que es mi final, viendo que no me levanto el monstruo ruge de nuevo pero esta vez sonríe mostrándome sus dientes afilados y comienza a caminar en mi dirección. Finalmente acepto mi destino y sonrío resignado, ahora solo espero que la niña haya conseguido escapar y que se encuentre sana y salva, cierro los ojos esperando que llegue el golpe de gracia… pero tras un tiempo solo escucho el sonido de algo cayendo, al abrir mis ojos miro incrédulo la escena que tengo enfrente: el cuerpo del monstruo decapitado en el suelo y el soldado que me encontré anteriormente estaba de pie delante de mí sujetando con una mano su hacha que desprendía un brillo rojizo, por lo visto su combate fue también muy duro porque tiene heridas por todo el cuerpo y su armadura está completamente destrozada. Tras hacerme a la idea de que estoy a salvo relajo mi cuerpo y comienzo a sentir agotamiento, el soldado se acerca a mi despacio y me habla.
- ĉu mi ne diris al vi, que te fueras?
No entendí parte de la frase, es como si a mitad de la oración el cambiara de idioma, reúno las pocas fuerzas que me quedan y le contesto.
- Una niña estaba en peligro, hice lo posible para ayudar…
El soldado me mira raro, pero no me dice nada más, luego dice algo que no alcanzo a escuchar, al instante veo como una luz amarillenta cubre todo mi cuerpo y noto como este se siente cálido al momento. Mientras me maravillo de la existencia de la magia puedo notar que el soldado está muy agotado y se le ve preocupado, supongo que ver a un niño tan herido nunca es agradable para nadie, tras unos segundos la luz desaparece y compruebo nuevamente el estado de mi cuerpo, sorprendentemente no tengo ninguna herida abierta pero sigo notando dolor en el costado y en mi hombro izquierdo, creo que ha conseguido detener el sangrado de mis heridas pero no ha curado mis huesos rotos, el soldado parece que ha alcanzado su límite y se sienta a mi lado sin decirme ni una palabra, los dos nos quedamos en silencio durante alrededor de 15 minutos que para mi fueron como horas.
Finalmente pudimos escuchar varios pasos acercado se hacia nosotros, al principio tuve miedo de que fueran más monstruos pero resultaron ser varios soldados, tanto hombres como mujeres, todos ellos con un color de pelo muy extravagantes, incluso me sorprendió ver a un “hombre-bestia” como los que se describen los animes, era un hombre alto de pelo negro y que tenía orejas y cola de lobo o perro no estoy seguro, cuando estaban delante nuestro una soldado me carga en sus brazos y otros dos soldados se encargan de su compañero herido, mientras me encontraba en brazos de esa bella soldado la somnolencia empieza a invadir seriamente mi cuerpo y acabo perdiendo el conocimiento, bueno al menos tengo clara dos cosas: no estoy ni en el infierno ni en el cielo y que debo estar preparado para afrontar los peligros de este nuevo mundo si quiero sobrevivir lo suficiente como para lograr encontrar el camino de vuelta a la tierra.