Un reemplazo para el diablo - capitulo 19
Han pasado dos días desde que Bartolomé cedió la propiedad de la mansión de las rosas a Alicia. Usando su influencia sobre el director North se las arregló para conseguir un permiso especial para ausentarse de clases para su nuevo juguete, permitiendo de esta manera que la desdichada chica trasladase sus pertenencias del basurero donde “vivía” a su nueva morada.
El reloj digital del despertador marco las 7:30 am del 11 de mayo del año 2016. Tal y como había sido programado el día anterior comenzó a sonar estrepitosamente despertando a la bella durmiente recostada en la acogedora cama dentro de la habitación. Sus parpados temblaban y se resistían a abrirse, hace mucho tiempo que no habían disfrutado de una noche tan placentera y se negaban a dejar el cálido sentimiento con fin de ir al colegio.
Con mucha elegancia Darlia ingreso a la habitación y al ver que la pequeña dama se negaba a levantarse abrió sin vacilación las cortinas de la ventana, dejando entrar la luz del sol. Los ojos de Alicia reaccionaron rápidamente ante la molestia luminosidad y en un movimiento natural para escapar su cuerpo se dio la vuelta y con su mano se colocó una manta sobre su cabeza, librándose así de sus problemas.
Respirando calmadamente la joven doncella de hermosa figura y delicado rostro se acercó a la cama, tomo con sus delicadas manos la parte baja del colchón y con una fuerza sobrehumana impropia de su aspecto frágil lo levanto y posteriormente le dio vuelta, botando sin temor a la persona acostada encima al suelo
— Pero qué demonios te pasa — grito molesta Alicia levantándose rápidamente del piso donde aterrizo
— el maestro Bartolomé me ha ordenado que la Levante señorita Alicia— Contesto Darlia con calma sin demostrar ninguna clase de fluctuación en su voz, como si se tratara de un robot
— hay mejores maneras de despertar a la gente— contesto rápidamente Alicia sobándose su cabeza
— El maestro desea que asista a la academia. La bañera esta lista y el desayuno también, por favor primero Lávese antes de comer — contesto Darlia ignorando selectivamente los reclamos de Alicia para posteriormente dejar la habitación de la misma manera que entro
— Al menos esfuérzate por discutir conmigo…— murmuro molesta Alicia al ver que Darlia se iba. Aunque la joven sirvienta era muy hermosa, su frialdad y su apariencia le daban un aspecto temible, como el de una muñeca de porcelana que puede hablar.
…
Las clases en la academia Baltazar daban comienzo, los alumnos y profesores ingresaban a sus respectivos salones. El silencio las aulas reinaba de manera predominante demostrando la eficacia del estricto protocolo del colegio.
El antiguo rey de los bufones estaba sentado en su asiento habitual. Aunque generalmente le gustaba ser el centro de atención, hoy las diferentes miradas que recibía le resultaban molestas. Su padre había recuperado su trabajo de alguna manera y sus ingresos familiares habían regresado a la normalidad, pero el estilo de vida que Eleodoro llevaba hasta ahora cambio radicalmente. De partida su padre tomó la repentina decisión de suspender indefinidamente la mesada que le daba todos los meses. Dándole para sobrevivir solo el dinero suficiente para comprarse un modesto almuerzo en la cafetería de la academia; aquel menú reservado específicamente para los estudiantes becados. Ya no contaba con ningún chófer particular que lo llevara de ida y vuelta de su casa al colegio. Y por si fuera poco su uniforme escolar tradicional había sido vendido y cambiado por un modelo más antiguo del mismo, utilizado hace diez años atrás. Este último cambio fue el más notorio y provocó que la miradas de sus compañeros se centrarán en él. Las mismas mirada que en algún él les dio a los estudiantes más pobres
La miradas de todos estaban centradas en la del nuevo espécimen; todas exceptuando la de Bartolomé a quien no le parecía sorprendente el aspecto de Eleodoro. Cuando el malvado demonio le regreso su trabajo a George Bursh lo hizo a cambio de dos condiciones. Primero que todo estableció una rentabilidad mínima mensual del 4% por acción, algo bastante razonable en el mundo empresarial considerando que Bartolomé era el nuevo accionista mayoritario de la multinacional. La segunda cláusula no escrita que le pidió al honorable CEO fue quitarle sus privilegios de niño mimado a Eleodoro, de tal manera que viviera el resto de su vida escolar como un estudiante promedio del país, manteniéndolo desde luego en la misma academia.
Esto último le pareció extraño a George, pero en cierto modo lo ayudo a comprender por qué fue despedido; su querido hijo había hecho enojar al nuevo dueño. Esto le pareció razonable al hombre, pero aun así no pudo entender por qué lo recontrato. Si fuera un ser humano imprudente preguntaría molesto la razón de tal repentino cambio de parecer, pero sus años trabajando como CEO de un importante negocio le enseñaron a no meterse a fondo en proyectos peligrosos. Si lo único que pedía Bartolomé para regresarle su trabajo era quitarle sus privilegios a su hijo lo haría, desde hace mucho tiempo tenía planeado hacerlo con el fin de enseñarle humildad a su progenitor, solo necesitaba un pequeño empujón para tomar esta decisión.
Aun cuando el centro de atención de los alumnos estaba sobre Eleodoro, los ojos de Bartolomé estaban en otro objetivo. Ante una persona externa de lo sucedido hace dos días la apariencia de Alicia no llamaría la atención, pero para Bartolomé ciertamente era algo curioso “¿porque si tiene ropa nueva sigue usando el mismo uniforme gastado? ” era la pregunta que el demonio se hacía en su mente.
Sus ojos llenos de orejas habían desaparecido ligeramente y rostro había ganado un poco de color más vivo, demostrando los increíbles cambios que una noche de buen sueño puede tener en el cuerpo de una mujer. Si Alicia fuera una belleza su ligero cambio físico llamaría la atención de todos, pero como era solo una chica del montón su transformación solo fue percibida por dos pares de ojos.
La primera clase del día terminó. La cara arrugada de Bartolomé demostraba lo aburrido que le parecía la materia que estaban enseñando. Nunca se consideró un hábil aprendiz y aunque sus conocimientos eran suficientes como para enseñar cualquier asignatura en Harvard, no tenía planeado demostrar sus habilidades intelectuales ante un montón de insignificantes seres humanos. “Lo único malo de este trato es tener que gastar mi valioso tiempo en este lugar. Podría suspender mis estudios durante este año, pero eso me alejaría de mi objetivo” pensó el demonio mirando a Alicia quien había sacado su modesta lonchera para almorzar. “le dije a Darlia que le preparará su alimento ¿porque trae algo tan humilde?” volvió a preguntar mientras se ponía de pie para acercarse a la joven.
—Eleodoro ¿quieres comer con nosotros? — pregunto la antigua seguidora de lentes a su antiguo gobernante, capturando con este gesto la atención de Bartolomé quien se detuvo para mirar que sucedía. Aunque había eliminado la restricción que impuso anteriormente de acercarse a Eleodoro no esperaba que alguien se acercará a él tan pronto — prepare una merienda adicional para ti — añadió la joven
— agradezco el gesto, pero me temo que tendré que rechazarlo —contesto el joven poniéndose de pie mientras que en sus manos llevaba un humilde envase de jugoso de piña y una lonchera con arroz y pescado frito —preferiría almorzar en otro lugar — añadió
—vamos no seas así, no guardes rencores. No teníamos otra opción — intervino la pelirroja con una sonrisa mientras que detrás suyo estaban los dos matones que antiguamente servían de guardaespaldas del rey caído
—no te preocupes lo entiendo y aunque lo crean o no, no les guardo rencor— contesto Eleodoro caminado hacia la parte trasera del salón — pero ciertamente no me sentiría cómodo comiendo cerca de personas que sólo fingía ser mis amigos — indico para posteriormente sentarse delante de una chica con ojos llenos de ojeras que lo miraba extrañada —en su lugar prefiero comer con gente un poco más sincera — añadió mirando con una leve sonrisa a Alicia
La chica de lentes y la chica de pelo rojo se miraron entre sí, no esperaban que Eleodoro rechazará su propuesta de comer juntos. Aunque ciertamente el joven estaba quiebra y sin ningún centavo en sus bolsillos debido a las restricciones que su padre le puso, seguía siendo el hijo de un CEO de una multinacional, relacionarse con él seguía siendo beneficioso. Mostrando sus coquetas sonrisas y refinados cuerpos estaban seguras de que Eleodoro estaría comiendo de sus manos de la misma manera que lo hacía antes, pero ahora que las habían rechazado que podrían hacer ¿rogarle? Si bien Eleodoro tenía dinero no podía gastarlo, era algo cercano al nivel de un estudiante becado, no valía la pena suplicar su atención de momento.
— ¿que estás haciendo? — cuestiono Alicia molesta al ver a Eleodoro sentado delante de ella
—comiendo arroz con pescado ¿quieres un poco? — pregunto Eleodoro mordiendo con entusiasmo un trozo de pescado, aunque era el hijo mimado de un alto ejecutivo nunca fue mañoso con sus alimentos y cualquier comida era capaz de satisfacer su paladar
— No quiero tu comida ni tampoco quiero que comas cerca mío, la gente podría mirarnos y pensar cosas extrañas — contesto Alicia molesta
— que piensen lo que quieran, nunca me ha importado la opinión pública. Además, solíamos comer juntos cuando éramos niños ¿cuál es la diferencia entre comer juntos ahora y comer juntos hace 12 año atrás? — interrogó el joven sin encontrar problemas con su acción
— que antes éramos amigos, pero ahora somos como el cielo y la tierra — contesto la chica sosteniendo su lonchera con molestia, esperaba que Eleodoro se marchara para poder iniciar a engullir su comida
— espero que en esa comparación yo sea el cielo — bromeó Eleodoro metiendo otro bocado en su boca — si piensas que mi presencia es molesta podrías imaginar que estas en un McDonald’s y que yo solo soy un cliente sentado en la misma mesa que tu — añadió el joven
— oh vaya…, no esperaba que conociera los McDonald’s. Viví mi vida creyendo que solo comías caviar y jamón ibérico de alta gama — se burló Alicia
— claro que los conozco ¿no recuerdas que mi padre compró hamburguesas para todos en mi séptimo cumpleaños? Cuando niño adoraba sus promociones, incluso llegue a coleccionar cada uno de los juguetes de sus dichosas cajitas del año 2006 y 2007 — explico el joven terminando de engullir el último trozo de pescado — también me gustan los Burger King y KFC —añadió
— deberías aprender a comer más sano —dijo Alicia con desagrado de solo pensar la cantidad de comida chatarra que Eleodoro comía
—soy de los que piensan que el dinero se debe usar para comprar comida barata y disfrutar de placeres caros, aunque ahora que no tengo dinero no puedo hacer ni lo uno ni lo otro — se lamentó.
La conversación entre ambos duró todo el receso y cada vez que Eleodoro tenía la oportunidad se acercaba a Alicia con el fin de continuar su charla, aunque ella parecía molesta por esta acción., de alguna manera extraña parecía disfrutarlo. Finalmente, sin que se dieran cuenta el final de la jornada escolar llegó y los estudiantes se fueron a sus respectivas casas
—hasta luego Alicia, espero volver a hablar contigo otro día —dijo Eleodoro despidiéndose con una sonrisa, ahora que no tenía chófer debía de irse a pie
—yo sinceramente espero que ese día nunca llegue — contesto Alicia con el ceño fruncido, mientras veía como Eleodoro se alejaba lentamente — ten cuidado de regreso a casa — terminó diciendo sin que este la escuchara
—veo que te has divertido hoy día — indicó Bartolomé apareciendo atrás de Alicia con una maliciosa sonrisa en su rostro. Durante todo el día no se había acercado a la joven con el fin de no echar a perder el ambiente — si gusta puedo levantar las restricciones que puse a las riquezas de Eleodoro para que puedan ir por allí a divertirse juntos — añadió
—¿acaso estas celoso? — pregunto Alicia riendo
—¿celoso? Yo invente el engaño y el adulterio, sería hipócrita de mi parte sentir celos de una chica que ni siquiera es mi pareja — se mofo Bartolomé negando relajadamente con su cabeza — solo te estaba dando la opción de poder divertirte con quien desees —añadió
— pues para mí pareces un hombre celoso — bromeó Alicia preparándose para caminar de regreso a casa
— ¿a dónde vas? — pregunto Bartolomé extrañado mientras veía a Alicia, quien al escuchar la pregunta recordó su actual situación — la mansión de las rosas está muy lejos de aquí y no hay transporte público que llegue hasta allí —indicó Bartolomé mientras que un elegante vehículo nuevo conducido por Lupin se detenía a su lado —sube yo te llevaré a la mansión— añadió
—no quiero. La gente podría pensar cosas raras si nos ven compartir un automóvil y hablarán a nuestras espaldas — contesto Alicia retrocediendo ligeramente
—¿y crees soy la clase de persona que se preocupa de la opinión pública? He sido el enemigo público número uno de los seres humanos durante milenios, no podría importarme menos su opinión. ¿Y en serio piensas que alguien en esta academia se atreverá a hablar mal de mi luego del destino que sufrió Eleodoro? — argumento Bartolomé. Pese a su negativa ante esta lógica tan abrumadora Alicia terminó por aceptar su “amabilidad” y se subió al vehículo quien al tener a los jóvenes en su interior comenzó su viaje
—no podría explicarlo, pero pese a tus absurdos argumento eres demasiado convincente al hablar, no tuve oportunidad de negarme a subir al coche — indicó molesta Alicia mirando por la ventana
— querida, yo invente la política. Convencer a las masas para hacer cosas absurdas es mi especialidad — explicó Bartolomé dejando más confundida a Alicia — cambiando de tema ¿Te puedo hacer una pregunta? — añadió
— mientras no sea algo molesto de contestar adelante — indicó la joven
—¿porque sigues usando el mismo desastroso uniforme? En la mansión hay suficientes ejemplares nuevos como para usar cada día del año — cuestiono Bartolomé
— sería molesto venir de la noche a la mañana con ropa nueva cuando vestía solo harapos. Ya viste lo que sucedió con Eleodoro por el simple hecho de traer un uniforme antiguo de la academia, lo miraron como un bicho raro. No soy la clase de persona que les guste ser el centro de atención como a cierta persona sentada en este coche — indico la chica burlándose de Bartolomé — además no toda mi ropa actual pertenece a mi viejo uniforme, si te fijas bien la camisa es nueva, la tomé de uno de los uniformes nuevos en la Mansión. Iré cambiando pieza por pieza a medida que pasen las semanas, así la gente creerá que compre el uniforme por parte y será menos raro que venir con uno completamente nuevo desde el primer día— explicó con confianza en su lógica
— eres bastante problemática — indicó Bartolomé con una sonrisa burlona — bueno, puedes hacerlo de manera que desees. Al menos espero que fuera de la academia utilices la ropa que te compre — indico
— no puedo hacer eso… — contesto Alicia con tono de preocupación
—¿porque no? — pregunto intrigado Bartolomé
— porque vendí toda la ropa que me has comprado — dijo sonrojada la joven
—¿¡la has vendido… !? — interrogó sorprendido Bartolomé
—era ropa demasiado cara para mí…, en su lugar use el dinero para comprar alternativas más barata. Tenía miedo de usar alguno de esos caros vestidos y mancharlos con salsa kétchup o similar. Sería como tirar dinero a la basura. En su lugar me siento más cómoda usando ropa que puedo pagar si la arruinó — contesto la joven con temor
— existen tintorerías para quitar las manchas y aunque las hubieras arruinado no te obligaría a pagarlas — se lamentó Bartolomé. No era un ser apegado al dinero, pero el simple hecho de pensar en el tiempo que gasto para que Dupre aceptará hacer ropa personalizada para Alicia lo hacía sentir triste — aunque no podría cuestionar lo que has hecho, era tu ropa después de todo — añadió intentando consolarse. Su objetivo era corromperla, no le interesaba realmente lo que hiciera con las cosas materiales que le regalaba
—me quede los uniformes y cuatro vestidos en el caso de que surja alguna circunstancia formal — indico la joven intentando animar a su compañero. Mientras Lupin detenía el vehículo a las afuera de la mansión de las rosas
— como ya te dije es tu ropa, eres libre de hacer lo que desees con ella respondió Bartolomé descendiendo del vehículo — por cierto ¿dónde está Darlia? — pregunto intrigado. Bajo circunstancias normales era extraño que la hermosa doncella no saliera a recibirlos, sin mencionar que ella era la encargada de recoger con el coche de la mansión a Alicia ¿porque no cumplió dicho rol?
— me está ayudando con cierto encargo… — dijo Alicia con vergüenza
—¿un encargo? — pregunto extrañado Bartolomé
— bueno verás…, sobró un poco de dinero de la venta y posterior compra de ropa. Por lo que decidí comprar cierto artículos esenciales para mí… — contesto la joven preocupada de la reacción de Bartolomé
—Ya veo, así que finalmente has decidido comprar artículos para mejorar tu calidad de vida — índico el demonio con entusiasmo. No le interesaba que sobrará dinero siempre y cuando Alicia lo derrochará
— no precisamente — contesto Alicia desviando la mirada
— ¿qué has comprado? — pregunto Bartolomé extrañado de su tímida actitud. Cuando repentinamente un camión ingreso a los terrenos propiedad y se detuvo delante de la entrada de la mansión —¿porque hay un camión aquí? — añadió
—buenas tarde maestro — dijo la suave voz de Darlia quien bajaba del asiento de copiloto del camión — es un placer tenerlo aquí, lamento no poder recibirlo como corresponde — indicó la chica haciendo una ligera reverencia
— ¿qué es todo esto? — pregunto Bartolomé
—son las camas que la señorita Alicia solicito — respondió Darlia con calma mientras que el chófer del camión y dos trabajadores más comenzaban a bajar los muebles
—¿camas? — pregunto Bartolomé intrigado
—eso quería explicarte… — dijo Alicia con la cara roja — ayer cuando fui a buscar mis cosas… — intento explicar cuando repentinamente la puerta de la mansión de las rosas se abrió y desde su interior una pequeña niña se asomaba. Al ver a Alicia el rostro de la pequeña se iluminó y con entusiasmo dijo
— ¡chicos la hermana Alicia ha regresado!
tras decir estas palabras un grupo de niños también se asomó por la puerta y al ver a Alicia fueron corriendo a sus brazos
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