Un reemplazo para el diablo - capitulo 22
Una campana ubicada en lo más alto del edificio sonaba con cada cambio de hora, hermosos vitrales diseñados para maravillar a los visitantes decoraban cada muro interno y una gigantesca cruz colocada en la cúspide indicaba el culto al cual servía este templo; no importaba quien mirara el lugar, no cavia duda de que esto era una iglesia.
Bartolomé estaba parado delante de la puerta de la iglesia, detrás suyo Darlia lo miraba con preocupación, el reloj marcaba las 18:30 hrs y el sol se escondía en el horizonte
— ¿qué hacemos aquí? — pregunto Bartolomé a Alicia delante suyo quien habría lentamente la puerta del lugar — hemos venido a dejar a los niños de regreso al orfanato, los 6 días al mes que has permitido tenerlo en la mansión han llegado a su fin – respondió ella
—comprendo eso, pero ¿porque estoy yo aquí? Podrías haberlos devuelto tú y Darlia solas —indico Bartolomé con un rostro incómodo — no pienso entrar en una iglesia… — añadió
***está mañana***
Eran las 9:00 hrs del 17 de mayo del año 2016. En la habitación más aislada de la mansión de las rosas un apuesto joven de 17 años dormía tranquilamente, las sábanas de seda cuidadosamente elaboradas cubrían su bien definido cuerpo. Afuera de la habitación una hermosa doncella esperaba tranquilamente a que el joven despertará con el fin de poder ingresar y darles los buenos días, tal y como había hecho los 5 días anteriores.
Desde que Alicia trajo a los niños del orfanato a la mansión de las rosas Bartolomé decidió comenzar a vivir también allí, no podía permitir que la joven siguiera trayendo huérfanos a la residencia y aumentara el número de buenas acciones en su historial; los planes del malvado demonio se verían frustrados si lo permitía. La mansión era grande y las habitaciones disponibles eran suficientes como para recibir a 50 personas más, por lo que tomar una personal para él no era ningún problema.
Lentamente los rayos de luz del sol ingresaban a la habitación e iluminaban todo
— maldición… — decía el joven cubriéndose el rostro con su mano izquierda
— ¿se encuentra bien señor? — preguntaba Darlia ingresando rápidamente a la habitación; a penas escucho a su maestro quejarse no dudo en ingresar
— ¿puedes pedirle al sol que se apague unas horas más? Verlo a primera hora del día es especialmente molesto — indico el joven demonio, como alguien que vivió tanto tiempo en un mundo iluminado por un sol negro acostumbrarse a un cambio tan radical le resultaba difícil todavía
— lo siento señor, no creo poder hacerlo — contestaba Darlia inclinando su cabeza con tristeza, no poder cumplir las peticiones de su maestro le generaban una gran frustración
— no te preocupes, no hablaba en serio — aclaro el joven acomodándose para salir de su cama — los mocosos se irán hoy día ¿verdad? — interrogó mientras se ponía sus pantuflas con forma de calavera, tenerlas puestas traía a su memoria bellos recuerdos de su hogar
— así es maestro, esta mañana he notificado al orfanato que los llevaremos de vuelta. La señorita Alicia los está preparando para realizar el viaje — contesto Darlia
— me parece genial, mientras más pronto estén fuera de la mansión, más pronto podré reanudar mi plan — indico el joven poniéndose de pie para posteriormente caminar hacia la entrada del lugar — por cierto ¿cuándo llegarán las joyas que encargue? — pregunto con intriga
— según la joyería el collar de diamantes estará listo esta tarde y será entregado mañana a primera hora — contesto la sirvienta con humildad
— es bueno saberlo — respondió el joven sonriendo maliciosamente. Desde la antigüedad nada podría corromper mejor el corazón de una mujer que las joyas, si con un simple collar de diamantes lograba alimentar la vanidad de Alicia la inversión que efectuó valdría totalmente la pena.
Recibiendo la respuesta que quería escuchar a su pregunta Bartolomé sujeto el pómulo de la puerta y con un poco de fuerza logró abrirla, pero cuál sería su sorpresa al ver que detrás de ella estaba una pequeña persona
— bue…no día hermaito, ¿cómo has dormio? — preguntaba la pequeña Susan con dificultad mientras sonreía de manera inocente y tierna; si una persona normal la viera no podría evitar simpatizar con la pequeña
—¿qué haces aquí mocosa? ¿Y desde cuando permití que me llamaras hermanito? — pregunto Bartolomé con una mirada fría capaz de hacer llorar a cualquier niño pequeño
— vine a buscarte — contesto la niña sin sentir miedo alguno
— ¿a buscarme…? — interrogó Bartolomé extrañado ante las palabras de la pequeña
— ¡Susan…! — grito una voz conocida desde el fondo del pasillo que conectaba todas las habitaciones —¿¡que estás haciendo…!? — dijo desesperada Alicia acercándose a su pequeña hermana para alejarla de Bartolomé; con lo difícil que fue lograr que el joven dueño de la mansión dejara quedarse a los niños en ella no quería que la pequeña niña lo hiciera enojar por accidente
— quería invita al hermaito Bartolomé a ir con nosotros. Así podrían hacer las paces y volver a ser amigos — contesto la niña con incredulidad haciendo difícil entenderla
—no te preocupes Susan, al hermano Bartolomé no le interesan esta clases de cosas — contesto Alicia a la pequeña en un intento de tranquilizarla
— eso es algo que tengo que decidir yo ¿no crees? — intervino Bartolomé
— llevo de regreso a los niños al orfanato — contesto Alicia evitando mirar a los ojos a Bartolomé
— hummm… ¿En serio? — interrogó el joven con desconfianza a la muchacha quien llevaba puesto un hermoso traje oscuro. Una de las condiciones bajo las cuales Bartolomé dejó a los niños quedarse en la mansión de las rosas fue que Alicia debía comenzar a usar la ropa que él compró para ella, luego de pensarlo cuidadosamente vestirla con ropa cara no solo aumentaría su vanidad y codicia, sino que también serviría para atraer personas superficiales e interesadas con las cuales la joven podría hacer amistad y ser corrompida de manera más rápida; por lo que desde hace cinco días era habitual verla llevar bonitos trajes y vestidos. Lo verdaderamente curioso el día de hoy era que la pequeña Susan también llevaba un bonito vestido blanco, haciendo que el demonio dudará de las declaraciones de Alicia. “Si la vas a dejar nuevamente en el orfanato ¿porque la vistes tan bien? ” interrogó Bartolomé en su mente
— es verdad — contesto Alicia tomando a la pequeña Susan en brazos — tanto ella como los demás niños volverán hoy mismo al orfanato — declaró con tristeza mientras lo miraba a los ojos. Pensar en llevar a los niños de vuelta a aquel infierno le resultaba difícil, pero sabía que si ella no lo permitía o presentaba alguna traba para evitarlo Bartolomé no dejaría que los volviera a traer el próximo mes
— es difícil de creer… — contesto Bartolomé tocando se la barbilla pensativo mientras la miraba. El hecho de que Alicia le mintiera podría considerarse bueno para sus planes, pero malo si la mentira que decía ocultaba en realidad una buena acción. Comenzó a vivir en la mansión para evitar que Alicia trajera más niños, pero eso no podía evitar completamente que la joven hiciera buenas acciones —iré contigo — declaró Bartolomé decidido
— no es necesario… — dijo Alicia nerviosa, no esperaba que Bartolomé se ofreciera a acompañarla
— no estaba pidiendo tu autorización — contesto el joven agachándose — quiero asegurarme de que los pequeños ratones que has traído a mi mansión regresen a sus casas — añadió acariciando maliciosamente la cabeza de la pequeña Susan
***actualmente***
— tu eres quien insistió en acompañarnos ¿porque repentinamente has decidido echarte para atrás? — interrogó confusa Alicia mientras cargaba a la pequeña Susan en sus brazos y a su lado estaban los demás niños
— digamos que el dueño de este lugar y yo no estamos en Buenos términos — explicó Bartolomé con una sonrisa forzada
— ¿conoces al pastor? — pregunto la joven extrañada
— conozco el nombre del sacerdote de este templo, pero no me refiero a él — contesto Bartolomé sin dar muchos detalles
— ¿entonces eres ateo? — pregunto la chica intentando hallar la razón detrás de las palabras de Bartolomé
— soy la mayor prueba viviente de que ese santurrón insoportable existe, negar su existencia es como negar la mía — indico el joven dejando más confundida a Alicia con estas palabras — pensé que íbamos a dejar a los niños al orfanato ¿porque estamos en la iglesia contigua? — pregunto sin permitir que Alicia continuará con el interrogatorio
— la iglesia y el orfanato están relacionados, son los sacerdotes del clérigo quienes enseñan las materias básicas a los pequeños hasta que cumplen la edad necesaria para ir a la escuela — explicó Alicia con calma mientras miraba el edificio, aunque su experiencia viviendo en el orfanato sería considerada un verdadero infierno, los sacerdotes de la iglesia contigua siempre fueron buenos con los niños, las veces que ellos venían a enseñar al orfanato eran las únicas ocasiones donde las monjas a cargo de este hacían su trabajo y cuidaban a los pequeños; posiblemente para evitar ser denunciadas, razón por la cual Alicia no odiaba ni a la iglesia ni a sus sacerdotes — aprovechando que es temprano he decidido traer a los niños a la misa y estar el mayor tiempo posible con ellos — añadió
— Eso explica la ropa — contesto Bartolomé mientras miraba con incomodidad hacia el edificio. Espiritualmente era un ser humano en este momento, por lo que no tenía que tener miedo de ser exorcizado al entrar al lugar y aunque ingresará en su forma real tampoco tendría inconvenientes, solo los demonios demasiado débiles serían afectados al poner un pie en un simple templo como este. Lo que realmente le preocupaba era la posibilidad de que un ángel estuviera viendo la misas que se llevaban a cabo dentro. Si fuera un simple querubín o Serafín quien observaba la situación no habría inconvenientes, pero si una virtud, protestad o algún ángel superior estuviera presente las probabilidades de que descubriera que él no es un humano normal eran demasiado grandes — yo me quedaré fuera — indico Bartolomé subiendo nuevamente al vehículo que los trajo — los esperaré aquí mientras dure la misa — añadió
— como quieras — contesto Alicia ingresando a la iglesia con los niños
— tch…, de haber sabido que vendrías a un templo no te habría dejado venir a dejar a los mocosos— susurró Bartolomé mientras la veía ingresar con frustración. Permitir que Alicia asistiera a esta clase de sitios iba en contra de sus planes de corromperla, pero si la intentaba alejar a la fuerza estando tan cerca de la iglesia podría llamar la atención del alado responsable del sitio, lo cual sería igual de riesgoso que entrar en el edificio. Ceder en esta ocasión era mejor que ser descubierto por el cielo.
Nota del autor: en el cielo existe una jerarquía para los ángeles, los querubines y Serafin es son el rango más bajo que un ángel puede tener, mientras que las protestades y virtudes son el rango que viene en la jerarquía
Nota 2: como siempre les recuerdo, no olviden comentar, votar y compartir esta historia, su apoyo me ayuda a llegar a más lectores, planeo sacar una edición impresa de esta historia por lo mientras más lectores tenga mejor :3. Otra pregunta ¿comprarían la versión impresa?