Alma rota - Capitulo 32 : Chica valiente.
Luego de entrar al hospital, Maya caminaba por los pasillos del piso 1 cuando de repente, un fuerte dolor asalto su pecho. Por un momento, ella pensó que su enfermedad amenazaba por volver.
Tenía un mal presentimiento…
Sin darle demasiada importancia a ello, Maya continuó su camino.
La recepción de este lugar estaba vuelta un lío, había papeles desperdigados por el suelo y manchas de sangre por doquier.
Ella no se quedó observando por mucho tiempo, miro a su alrededor mientras avanzaba. No se olvidó de revisar las habitaciones también.
Fue entonces cuando se encontró con una visión aterradora…
Había…decenas de… cuerpos, cuerpos amontonados uno encima del otro formando una pequeña colina. La parte más aterradora era que, todos los rostros en las cabezas de esos cuerpos, todas ellas…
Miraban hacia la puerta…
Miraban hacia Maya…
El rostro de Maya se ensombreció de horror mientras los miraba. Podía jurar que, nunca había sentido tanto miedo como en este preciso instante.
Ni siquiera cuando los demonios atacaron el refugio…
Ni siquiera cuando la persiguió ese aterrador demonio…
Dando varios pasos hacia atrás, Maya deseó poder salir de este lugar enseguida y nunca volver aquí. Esto no era lo que esperaba encontrar cuando llego, estaba segura de que esto no estaba aquí la última vez.
Debe haber algo muy malo en este lugar…
Desafortunadamente, Maya era como su hermana, no se quedaría tranquila hasta haber llegado al fondo de todo.
Por lo que, luego de dudar por un momento, Maya salió de la habitación, subió las escaleras y fue al segundo piso. Curiosamente no se encontró con nada nuevo, de hecho, no encontró tampoco ningún cadáver en ninguna parte. Parecía que alguien los había movido, y los coloco en esa forma tan…tan enferma.
Ese solo pensamiento causaba escalofríos en su espalda…
El primer pensamiento que le llego a la mente fue que, esa podría ser obra de la enfermera. No tenía pruebas, pero solo con su única reunión Maya supo que debía haber algo mal con su cabeza.
Sin otras ideas, Maya continúo su viaje…
. . .
Entrando en la habitación donde había estado la mañana anterior, la mañana donde todo comenzó, Maya no pudo evitar volverse emotiva.
Tenía… muchos recuerdos de este lugar, prácticamente pasaba todo su tiempo aquí en su infancia. Recordando todo aquello, no pudo evitar querer regresar a ellos.
En especial a cuando ella y Chris estaban juntos….
Todo era tan simple en ese entonces…
Sacudiendo la cabeza, Maya se dió la vuelta y abandono el lugar. No era momento de recordar el pasado. El pasado ya había quedado atrás, y las cosas nunca volverían a ser como antes. Aún si el mundo volviera a la normalidad, ya nada sería igual.
Pero al darse la vuelta, Maya no notó la figura indiferente de aquella enfermera, la cual la miraba fijamente aunque no tenía ojos, desde aquella oscura habitación.
. . . . . . . . . . . .. . . . . ..
«¡Cough! ¡Cough!» Luego de toser repetidamente, la consciencia difusa de Aria comenzó a aclararse. Cuando sus ojos empañados se recuperaron, lo primero que entro en su visión fue el rojo.
El rojo de su sangre…
Actualmente, la mitad de su rostro estaba estrujado contra un charco formado por su propia sangre. Mientras estaba inconsciente, las heridas en su cuerpo comenzaron a empeorar.
Si alguien mirara dentro del cuerpo de Aria, se asustaría por la enorme cantidad de heridas.
Se había roto cinco costillas con el primer golpe, de las cuales, una parecía haber perforado el pulmón derecho. Con el segundo golpe, sus intestinos habían cambiado de posición de una forma radical.
El corte que el demonio había hecho a su espalda había llegado casi hasta el hueso, dejando un desastre sangriento a la vista.
El último golpe del demonio le había dejado una horrible herida por encima de la cintura. Si Aria no lo hubiera desviado, la habría atravesado por completo. Pero la cantidad de sangre que fluía de ella no era pequeña.
Un humano normal, habría muerto por cualquier de esas heridas. Pero Aria no era una persona normal.
todavía se aferraba a la vida con tenacidad…
Los ojos azules de Aria miraban con dificultad a su alrededor, parecía que perdería la consciencia en cualquier momento.
Pero no lo hizo, en su lugar, plantó sus manos firmemente en el suelo y apretó los dientes. Durante un momento que parecía una eternidad, Aria lucho por poder sentarse.
Parecía…no, era humanamente imposible, pero ella lo logro…
Luego de sentarse en el suelo, Aria tomo una gran bocanada de aire. Cada segundo que respiraba sentía un dolor agudo y penetrante de algún lado, pero no había nada que pudiera hacer.
Ignorando el dolor, Aria hizo un esfuerzo nuevamente por levantarse. Instantáneamente sintió una punzada de dolor proveniente de su costado.
El dolor casi le hizo perder las fuerzas nuevamente…
Sin embargo, había algo que le impedía caer, algo que puso como lo más importante para ella, el motivo por el que no podía rendirse.
Su familia…lo único por lo que valía la pena luchar…
Con eso en mente, Aria se levantó, y continuó su camino…
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
El alma oh anima, ha sido llamado por una gran variedad de nombres através de la historia. Representa el centro de la vida de cada ser, su historia, su identidad, su esencia.
Es como una fuente rebosante de poder la cual solo podemos admirar. Se dice que, el alma no pertenece a este reino por lo que, aunque sabemos que está ahí, no podemos verla ni tocarla.
Solo hay algunos que pueden sentirla…
Aquellos que lo logran, apenas y pueden entender la magnitud de su poder, y al hacerlo, una nueva puerta se les es abierta.
Mientras leía el libro, Chris se sentía extrañado. Había cosas en el que, simplemente no les podía dar sentido alguno. Como la teoría de que el alma podía separarse en fragmentos.
En Asia se cree que el alma se separa en siete espíritus y tres almas.
Viendo todo esto, Chris solo podía sacudir la cabeza y esperar a que Margo le expliqué.
Hablando de la Reina de hielo…
Mirando hacia un lado, Chris pudo ver la figura de Margo acercándose al comedor. Ella llevaba puesta una gran playera gris que, junto con unos cortos shorts hacia poco para ocultar su figura.
Su cabello mojado estaba recogido a un lado, mientras que las gotas de agua viajaban por su piel.
Chris no pudo evitar robarle un par de miradas antes de volver al libro mientras decía. –Saliste, no sabía lo que te gustaba así que hice panqueques–
–Esta bien, con esta hambre que tengo podría comerme cualquier cosa– Sin ningún cuidado, Margo tomo asiento frente a Chris y comía. Mientras lo hacía, una expresión satisfecha apareció. –Esta bueno, joder, hace mucho que no probaba uno de estos–
–¿En serio?– Mirando como se aturullaba de panqueques, Chris se sorprendió un poco.
–Como no tienes idea– Poniendo una cara cansada, Margo exhalo con frustración. Y usando su mano con delicadeza, limpio la grasa de la comisura de sus labios.
Pero al notar la mirada fija de Chris, una sonrisa pícara se deslizó sin querer, y ella no pudo evitar burlarse. –Oye Chris, ¿Puedo hacerte una pregunta? ¿Eres virgen?–
“¡@#$₡!” Casi perdiendo el equilibrio, Chris trato de ocultar su nerviosismo mientras replica. –No, ¿Por que preguntas? Bueno, si lo soy, ¿Y qué?–
Margo se encogió de hombros y dio un sorbo de jugo de naranja. –Cálmate, yo solo preguntaba–
“Esta tipa” Chris ya sabía que solo se burlaba de él, pero no podía hacer nada. Además, ¿Que tiene de malo ser virgen? Solo tenía 15 años, no es como si estuviera desesperado.
–Oye, ¿Cómo te va con el libro?– Notando que Chris estaba por deprimirse, Margo cambio el tema sabiamente.
–¿El libro? Bien creo, pero hay algunas cosas que no me llegan–
–Ten paciencia, recuerda que el libro es sólo una referencia. Cada quien tiene su propio camino–
–¿Que quieres decir?–
–Bueno, verás…–
¡Tap! ¡Tap! ¡Tap! ¡Tap! ¡Tap!
Frunciendo el ceño, Margo miro hacia atrás mientras decía. –Oye, alguien está tocando la puerta–
–Déjame ver– Sin perder el tiempo, Chris se levantó de su asiento y camino hacia la puerta. El golpeteo no había parado ni por un momento, pero se hacía más débil conforme pasaban los segundos.
Chris no sabía quién podría ser, no esperaba a nadie, por lo que fue muy cauteloso al abrir la puerta. Sin embargo, en el momento en que quito el seguro, un cuerpo sangriento callo en sus brazos.
¡Era Aria!
–¡Aria respóndeme! ¡Demonios! ¿Me escuchas? ¡Mantente despierta!–
–¿Que sucede?– Margo corrió apresurada al escuchar sus gritos. Mirando el cuerpo malherido de la chica, no perdió el tiempo.
–Es Aria, no sé lo que pasa, solo apareció en la puerta así–
–Ayúdame a levantarla– Tomándola de las piernas, Margo le ordenó a Chris. Este no pregunto y solo la levantó por los hombros.
Ambos la cargaron hasta la habitación…
. . .
–¿Cómo está?– Pregunto Chris preocupado.
–Ella está…bien al parecer– Margo le respondió con rapidez, pero no parecía muy segura de ello. Habían pasado diez minutos, ella le había pedido a Chris que se marchará mientras ella vendaba las heridas.
–¿Que quieres decir?– Pregunto Chris frunciendo el ceño.
Después de pensar por un momento con dificultad, Margo decidió responder. –Se sabe que cuando una persona pierde de 3 a 4 litros de sangre, esa persona morirá irremediablemente. Pero tú amiga…ella…ella ha perdido más de cuatro litros de sangre, pero sigue con vida y no solo eso, se está recuperando. Eso es algo que debería ser imposible, aún para un mago. Solo una bruja con un contrato con algún demonio de alto rango, oh un bicho raro como tú podría sobrevivir a eso–
Chris se sentía molesto por lo de “bicho raro” pero decidió ignorarlo. –Entonces, ¿Estás diciendo que vivirá?–
–Eh, si. Eso creo–
«Suspiro» Chris no pudo hacer otra cosa sino sentirse aliviado. Aria era un incordio, pero nunca le desearía la muerte. Además, su padre era una persona a la que respetaba. Cuando todos se pusieron en su contra, él fue el único que lo defendió. Ya perdió a su esposa, Chris no querría que perdiera a su hija también.
Chris conscientemente excluyó a Mata de sus pensamientos.
Mirando a Margo, toda sudada y cansada. Chris se sintió mal por ella. –Lamento que no hayas podido descansar, esto llego de repente y no pude hacer nada–
–Descuida, para esto son los amigos, no? Para limpiar líos y eso– Margo lo dijo a la ligera, pero no pudo evitar sentirse cálida por dentro. En serio, este chico era demasiado atento.
De repente, la expresión de Chris cambio cuando miro en otra dirección. –Debería salir a avisarles, Frank debe estar preocupado. Cuando se entere de esto, se volverá loco seguro–
–Oh, espera un momento, tengo algo para ti– Habiendo dicho eso, Margo se levantó y volvió a la habitación.
Un minuto después, ella volvió con algo en la mano. Era una caja de madera, al abrirla, Chris pudo ver un revolver gigantesco.
Era la magnum