Norte oscuro - Capitulo 48 : Un secreto. Un demonio. Una hija.
–¿Estas bien? No te hizo daño, verdad?– Sin mirarla a los ojos, Klaus la observó con cuidado, atento a cualquier herida. No parecía notar las diferentes miradas que se clavaban en el a su alrededor.
–¡Tu! ¡Asesino!– Antes de que nadie pudiera reaccionar, una mujer acusó a Klaus. Resultó ser la madre de la niña que murió en sus manos aquel día en el pueblo. Ella lo miró con evidente odió y gritó. –¡Mataste a mi hija! ¡Eres un monstruo!–
Tenía planeado decirle muchas verdades en ese instante, pero al momento siguiente, se calló. Mientras que el odió en sus ojos se convirtió en miedo.
Klaus había levantado la vista, y ante su mirada todos ellos retrocedieron por instinto.
Era por sus ojos, esos ojos que ya no eran humanos. Esos ojos que parecían de demonios.
Tanto Mayor como el anciano, y todos los demás en ese sótano habían perdido la capacidad de apartar la mirada, oh simplemente la idea de retroceder.
Había desaparecido de sus mentes…
Mientras la mirada de Klaus barrió a todos ellos uno por uno, solo podían encogerse por el repentino escalofrío que recorría sus espaldas.
No obstante, lo que pasaba por la mente de Klaus era muy diferente a lo que cualquiera podría imaginar. Cuando los miraba, específicamente a la madre de la niña, y a los habitantes de aquel pueblo, una alarma se encendió en su cabeza.
Era ese sentimiento otra vez, aquel que sintió cuando los vio por primera vez.
Ese sentimiento le pedía a gritos que saliera corriendo de este lugar.
Sin perder el tiempo, eh indiferente a los pensamientos todos ellos, Klaus tomo a Liv en sus brazos y salió rápidamente del sótano.
Mayor quiso detenerlo, pero aquel anciano lo detuvo negando con la cabeza. Entonces, todos se miraron con gran desconcierto en sus ojos.
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Al salir por las escaleras y llegar a un pasillo, Klaus se dé detiene por un momento al ver a Alexa parada frente a él. Se veía tan impresionante como siempre, pero curiosamente, ese matiz de somnolencia que tenía en la mirada había desaparecido, ahora se le notaba más despierta.
Ella no dijo nada y solo lo miro, parecía querer decir algo, pero al final no lo hizo. Perdiendo la paciencia, Klaus pasa junto a ella con indiferencia.
–Aléjate de estas personas– Le dijo al darle la espalda.
Escuchándolo, Alexa se apresuró a dar la vuelta. Sus hombros temblaron levemente por un instante, pero ella apretó los puños y se quedó dónde estaba.
Había tantas cosas por decir que… Al final no se dijeron…
–Oye ¿Qué haces? No podemos perder tiempo aquí– Volteando hacia la voz, Alexa miro a Ethan apresurándose hacia ella, parecía haber descontento en su mirada. –Tenemos que ir ahora, si nos perdemos esta oportunidad, nunca tendremos otra tan buena–
Al decir eso, tampoco pudo evitar darle una segunda mirada al ya lejano Klaus. Tenía la sensación de que él ya sabía que esto iba a pasar.
–Andando– Dejando atrás la confusión, Alexa avanzo más allá de Ethan.
Ya no podía darse el lujo de fingir no importarle nada. Ahora tenía el poder, aquel poder que siempre quiso tener. Y por primera vez en toda su vida, tenía la oportunidad de vengarse de aquel hombre que le había arrebatado todo lo que alguna vez fue suyo.
Esta era su hora de la venganza…
. . .
Luego de irse del complejo, Klaus abrió sus alas y salió de ese lugar. Ni siquiera se paró a revisar a Liv que aún descansaba en su abrazo, aturdida por haber dejado el suelo.
Estaba concentrado juntando las piezas de lo que había sucedido en estos dos días. Los ataques de demonios y espíritus malignos de todo tipo, los poderes que él, Abey, y todos los demás habían conseguido, sin mencionar la presencia de su padre en su vida.
Al pasar por sobre un edificio bastante alto, su expresión cambio por un momento. Sin perder un segundo, descendió sobre él.
. . .
Y entonces lo vio, tan complaciente como siempre. Con esa mirada cálida que a la vez, demuestra una total indiferencia hacia todo lo demás. Sentado al final de una larga mesa repleta de toda clase de alimentos, a la luz de las velas. Ahí estaba el, con su inconfundible expresión de indiferencia.
Sin levantar la cabeza para mirarlo, Azrael dijo a la ligera. –Viniste, te estaba esperando, vamos siéntate, tenemos muchas cosas de que hablar–
Klaus le dedico una mirada sombría y se sentó sin ceremonias, directamente frente a él. Satisfecho, Azrael levanto la vista y lo miro a los ojos. –Veo que al fin lo conseguiste, liberar el verdadero poder que te di. Deberías estar contento, es un poder que muchas personas codiciarían, pero al final es solo tuyo–
Sin expresión alguna, Klaus le dijo sin rodeos. –Esa voz que escuche, era tuya, verdad?–
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–¿Quien…es la muerte?–
–¡¡Cállate!!– Como si lo hubiera escuchado, aquella voz que le gritaba se detuvo
Sus manos, que antes se estrujaron contra sus oídos, ahora caían lentamente. Solo después de mucho, mucho tiempo, Klaus volvió a abrir los ojos. Entonces pudo ver lo que había frente a él.
Nada, absolutamente nada…
Una fría y silenciosa nada…
De repente, Klaus tuvo la sensación de mirar directo al abismo. Miro hacia un lado y hacia el otro, pero no importa hacia donde mirase, esa sensación seguía ahí. Parecía que la voz se había ido por completo, Klaus nunca volvió a escucharla.
Entonces, el tiempo comenzó a correr…
Minuto a minuto, pasaron horas y horas, pero el silencio abrumador seguía, y la luz no hizo acto de presencia. A estas alturas, Klaus comenzaba a asustarse. No se le puede culpar, una persona normal ya habría entrado en pánico menos de una hora después de caer en total oscuridad, y total silencio.
Ya se había dado cuenta de varias cosas. En primer lugar, esta era su mente, y al igual que en veces anteriores, debía encontrar la manera de salir. El unico problema era que, no tenía idea de cómo hacerlo.
Klaus aun no comprende porque su espacio mental es un abismo oscuro
. . .
Entonces, paso un día…
El tiempo transcurría lentamente, y cada segundo que pasaba parecía durar una eternidad. Sin poder aguantar otro momento más, Klaus comienza a caminar. Camina más rápido hasta el punto de comenzar a trotar, y mientras la ansiedad aumentaba dentro de él, Klaus dejo de trotar y comenzó a correr. Sin embargo, todo lo que hizo fue inútil, no encontró una salida, no encontró una luz centellante en la distancia o una puerta que lo sacara de ahí.
Klaus tenía miedo…
No obstante, no dejo que el miedo lo devorara por completo. No sabía de donde, pero consiguió la fortaleza para detenerse y pensar nuevamente. Su mente la cual casi se había quebrado ante el aislamiento ahora repasaba todos los sucesos que habían tenido lugar nuevamente.
–¿Quién es la muerte?–
Escuchando aquella voz carente de emociones, los ojos de Klaus se iluminaron con compresión.
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–Pensé que me volvería loco en ese lugar– Al hablar de ello, la cara de Klaus era muerta y sin emociones. Pero por dentro, no podía evitar que su sangre ardiera de ira. Klaus aun tenía emociones, y si no fuera su padre quien estaba frente a él, lo mataría seguro.
Eso que le había hecho era imperdonable…
–No necesitas darme las gracias– Como si no notara la mirada penetrante de Klaus, Azrael agito su mano con desgana. –En ese momento no había otro camino, tú estabas muriendo y no podía meterme sin exponerte. Por lo que solo pude ayudarte a despertar un poco de tu poder–
–¿Despertar? espera…¿De qué poder hablas? ¿Qué es eso que me diste?– Escuchándolo, Klaus pareció confundirse por un momento.
–¿Que no es obvio? Te di lo más valioso que tengo, te di mi ley–
–¿Tu…ley?–
–La ley de la muerte– Quitando la indiferencia de su rostro, Azrael miro a algún lugar frente a él. De hecho, parecía estar mirando el aire en sí. Al menos, si otras personas estuvieran aquí, no lograrían ver nada, pero Klaus no era cualquier persona…
Una masa de oscuridad flotaba frente a él, como una burbuja que revolucionaba en todas direcciones, y en su núcleo, un color gris opaco podía verse centellar.
Mientras Klaus quedaba aturdido, Azrael siguió hablando. –Tu piel, tu carne, sangre y huesos, eh incluso tu alma están hechas de ella. Son parte de ti, y son tú, y eso no va a cambiar ni ahora ni nunca–
«Son parte de mi´´ Pensando en ello, Klaus se confundió todavía mas. Sabía que todo lo que había dicho era verdad, y no por el hecho de que Azrael nunca le había mentido ni una vez, sino porque lo sentía de dentro. Todo su ser estaba hecho de muerte.
–¿Un ser vivo hecho de muerte? Eso no tiene ningún sentido– Murmuro Klaus.
–Ya empezamos otra vez– Suspirando decepcionado, Azrael continuo. –¿Acaso no te había dicho que dejaras de mirar con ojos humanos? Tú eres ignorante de todo lo que sostiene tu mundo, no finjas saber nada porque no es así. Si sigues haciéndolo, tal y como están las cosas, terminaras muriendo–
Sin ánimo de seguir con el asunto, Cambio de tema. –Sin embargo, no todas son malas noticias. Llegar al nivel en el que estas en tan solo tres días es motivo de celebración. Como premio por tu desempeño, te diré todo lo que necesitas saber sobre tus poderes, tu situación actual, y por supuesto– Haciendo una pausa prolongada, Azrael volteo la mirada hacia la pequeña Liv. Inadvertidamente, una media sonrisa se dibujó en su rostro cuando dijo. –También hablaremos de tu hija–
Klaus: +…+
–¿Que…Que acabas de decir?–
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En algún lugar en las oscuras calles de nueva york, una silueta roja se deslizaba por las calles, aparentemente sin querer llamar atención. De repente, un grupo de demonios oscuros como la noche sobrevoló por encima de ella, y la silueta roja se escondió rápidamente debajo de un edificio.
Al mirar de cerca, aquella silueta roja resulto ser la legión que Klaus había asesinado con la Ley de la muerte. Resulta que no murió, en su lugar, decididamente corto su brazo junto con la mitad de su hombre. Sobreviviendo a la mortal herida, el demonio escapo del área lo más rápido que pudo.
No fue junto a sus subordinados, ni ataco a ningún humano. Se escondió en las calles y esperaba la oportunidad de salir de la ciudad. El hechizo que le salvo la vida resulto ser una maldición, y en el momento en que inicie una pelea lo devorara vivo.
En este momento, lo único que hay en su mente es volver con su maestro, entonces todos sus esfuerzos habrán valido la pena. Cuando su maestro se entere de que un ángel vive en esta ciudad, hará todo en su poder para capturarlo. Y entonces el, quien proporciono la información, será bendecido con aquello que más anhela.
Sin perder el tiempo, el traicionero demonio corrió de la ciudad en medio de la noche…
Autor: Hola a todos, lamento que la pausa que me tome se haya prolongado tanto. Por algunas razones personales y técnicas, tuve que dejar de escribir por un tiempo. Pero no hay de qué preocuparse, ahora estoy a todo dar y terminare este primer tomo en tres capítulos, y continuare con su secuela.